ABRIÓ LA FERIA LA SALADA EN PLENA PANDEMIA Y FUE UN DESCONTROL
La feria había reabierto con un estricto protocolo sanitario luego de un acuerdo entre los comerciantes, los dueños de los predios, la Municipalidad de Lomas de Zamora y la Provincia de Buenos Aires
A las siete de la mañana del miércoles 21 de octubre volvió a abrir la feria La Salada, autoproclamada la más grande en Sudamérica para ventas mayoristas o revendedores. Habían pasado 217 días desde su última vez: el prepandémico miércoles 18 de marzo, un día antes de que Alberto Fernández proclamara en conferencia de prensa que desde las cero horas del siguiente día quedaría restringida la circulación para trabajadores esenciales por el comienzo del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Era el principio de la cuarentena y para las fiestas faltaban nueve meses.
Un video del 19 de diciembre empezó a viralizarse por las redes sociales. La Salada fue tendencia. El documento muestra cómo un conglomerado de gente con poca obediencia por las medidas preventivas -distanciamiento y uso adecuado del barbijo- entra raudo al paseo de compras René Gonzalo Rojas Paz, más conocido como Urkupiña, uno de los complejos comerciales que conforman La Salada en Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora.
El video data del sábado 19 de diciembre, en las vísperas de la celebración por Navidad. La feria venía recuperando paulatinamente la concurrencia pero la gente colapsó los ingresos por la demanda comercial de las fiestas. Una fotografía con un cartel que dice Urkupiña también demuestra que falta control en el interior de los galpones.
La Salada abre los sábados, lunes y miércoles desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde, aproximadamente. Según la descripción del sitio web, la feria había nacido a comienzos de la década del noventa en terrenos abandonados que habían sido acondicionados como balnearios a la vera del Riachuelo. Un grupo de ciudadanos bolivianos devotos de la Virgen de Urkupiña se instaló en la antigua laguna Salada para vender ropa: formaron Urkupiña S.A. que por su propia expansión terminó dividiéndose en Cooperativa Ocean y Punta Mogotes S.A. La expansión fue galopante y las sucesivas devaluaciones y picos inflacionarios de la economía argentina impulsaron su desarrollo.