ADIÓS 2020 Y ¡NO REGRESES NUNCA!
El rumbo que podía tomar nuestro país ya sembraba muchas dudas al finalizar el 2019 y el 2020 arrancó siendo a lo menos sombrío
Editorialista Carlos Sena. Si hay una cuestión en esta vida que no me agrada, es andar diciendo la frase “este año ha sido una pérdida” o póngale el calificativo negativo que usted quiera, pero esas frases bajoneras no me agradan… sepa usted disculpar, es una opinión personal que comparto con ustedes.
Primeramente mi estimado lector de Prisma, el 2020 muy contrariamente a mi opinión vertida en el párrafo precedente… ha sido un año ¡paupérrimo! Tristemente se lo tengo que plantear así y sin rodeos. No lo puedo concebir de otra manera y le cuento por qué.
Vamos a ir numerando cuestiones que hicieron de este año, uno de los peores (si no es el peor) de la historia de nuestro país. En primer lugar, Argentina comenzaba un 2020 en sombrías dudas, dado a que en el puente de mando de esta nave se volvía a colocar un binomio de grueso calibre, el “binomio de oro” lo bauticé. Hablo de la fórmula peronista, nacional y popular de los FF. Alberto y Cristina para los amigos, llegaban al mando del país.
El rumbo que podía tomar nuestro país ya sembraba muchas dudas al finalizar el 2019 y el 2020 arrancó siendo a lo menos sombrío. Vaticinaban por entonces, una política regresiva y relaciones exteriores muy pobres, siempre en contra (pero adulando) a Norteamérica, una Nación eternamente demonizada por el peronismo, pero de la que lamentablemente dependemos para muchas cuestiones (dicho sea de paso, mucho de esa dependencia se lo debemos al peronismo)… Ya se! También al gato, usted no se preocupe, aquí le caemos a todos… pero ¡TODOS!
Cómo no le vamos a caer a todos, si el “gato” no tuvo los suficientes argumentos como para hacer de una sola vez y para siempre, lo que tenía que haber hecho, sus medidas neoliberales se entremezclaron con populismo y lo que todos sabemos… no fue ni chicha, ni limonada y don gato salió por la puerta de adelante sí, pero con silbatina de la tribuna. Además, nos dejó una deuda importante con el FMI que ahora hay que levantar y para eso apareció el “binomio de oro”.
Por otro lado, económicamente inviables, endeudados hasta el poncho, con una carga fiscal altísima y gasto público por las nubes del tercer cielo, era interesantemente morboso mirar hacia dónde iba a encarar el flamante gobierno de los FF y ¡sorpresa! Estalló una pandemia mundial que desbarató el plan que traían entre manos el “gobierno de científicos”. Usted entenderá que con la salud mundial patas para arriba, no se puede pretender reflotar una economía de un país tercermundista como el nuestro.
Una vez desatada la pandemia por el COVID 19, los científicos gobernantes se dedicaron a combatir al bicho y nos encerraron como si fuéramos los villanos de dibujos animados, bajo el eslogan “el que sale es asesino”, “el que hace juntada es un conspirador contra la vida” y les faltó decir “el que no salta es un inglés”. Parece un chiste, pero este circo fue el 2020… Fuerzas Policiales reveladas por los magros sueldos, surfers escapando de la autoridad, tomas de terrenos y la falta de garantía a la propiedad privada… una ensalada de todo lo malo que nos podía pasar. A todo eso, súmele los gobernadores de las Provincias comportándose como auténticos señores feudales, con “aduanas” fronterizas que aún hoy, algunos como “lord Insfran” no levantan.
Para ir finalizando, muchos no han podido despedir a sus seres queridos como lo hubieran deseado y tristemente, a mí me tocó de cerca ¿Qué vi del otro lado? La falta de empatía del gobierno de TODOS, haciendo un velorio mega popular en Casa Rosada, en pleno DISPO y con la amenaza del COVID 19 latente… como dicen los chicos “una burla marca cañón”.
Por todo lo anteriormente mencionado, creo que es inevitable decir que el año 2020 lo despedimos bien lejos, como Nación, como argentinos y como personas comunes. Nos ha dejado las impresiones más viles que uno pudiera esperar de la política, de la sociedad en su conjunto y de muchas otras cuestiones donde la miseria humana ha aflorado a los límites inverosímiles. Por ello, ¡adiós 2020 y no regreses nunca!