EL GOBIERNO TIENE LA CONSIGNA DE NO DEVALUAR Y PREPARA MAS MEDIDAS PARA RESISTIR LA PRESIÒN CAMBIARIA
El salto del dólar «blue» al récord de $167 el último viernes alteró a los funcionarios. Desde el equipo económico utilizaron el feriado para salir a desarticular la idea de una devaluación
Contra lo que proponen algunos economistas, incluso cercanos al Gobierno, de que sería necesario una suba de la tasa de interés más agresiva, la que sea necesaria en estos momentos para aventar la corrida cambiaria, en el Banco Central se muestran cautelosos. «Sintonía fina sí. Pero nada de saltos abruptos. No esperen que pongamos la tasa muy alta, como en 2002″, asegura una calificada fuente oficial.
«Con la guardia alta», definen desde el directorio del Banco Central durante el fin de semana largo, de cada a la reapertura de los mercados.
El salto del dòlar «blue» al récord de $167 el último viernes alteró a los funcionarios. Desde el equipo económico utilizaron el feriado para salir a desarticular la idea de una devaluación fuera de programa. Cecilia Todesca Bocco, la economista más consultada por Alberto Fernández, y el propio Presidente rechazaron esa posibilidad.
Desde el Banco Central refuerzan esa posición. El propio Miguel Pesce le dijo al jefe de Estado que, aun debilitadas, las reservas que quedan alcanzan para defender el actual tipo de cambio «oficial».
La reapertura de los mercados, este martes, vendrá con una dosis adicional de vértigo, después del precio récord del «blue», antes del fin de semana largo.
El titular del BCRA admite entre su círculo íntimo que está dispuesto a tomar medidas adicionales si continúa la presión sobre las reservas. Habla de un encarecimiento en el costo del dinero adicional -la mencionada «sintonía fina»-, y de la activación del swap con China. Pero no para convertir los yuanes a dólares y así intervenir en el mercado sino en la utilización de parte de esos yuanes para el pago de las importaciones desde China. Algo que se acordó en la reciente conversación entre Alberto F. y el premier chino, Xi Jinping.
En el elenco oficial ya nadie niega los encontronazos entre Martín Guzmán y Pesce. Al titular del BCRA le achacan el último ajuste en el cepo, que derivó en mayores restricciones y en la escapada del «blue».
Las críticas internas alcanzan a Mercedes Marco del Pont. La titular de la AFIP es fuente de inspiración para varios del equipo económico -incluida Todesca Bocco- pero su idea de poner un anticipo de Ganancias y Bienes Personales al dòlar «ahorro», que lo llevó por arriba de los $135, influyó, según colegas suyos en el gabinete, para que el «paralelo» mantuviera la brecha y se escapara hacia los $170, y sin techo a la vista.
A Guzmán, en tanto, le llegan las críticas de sus colegas en el gabinete por la negociación frustrada con las cerealeras para que apuren el ritmo de liquidación de divisas.
En el gabinete creen que el ministro de Economía -empoderado por el Presidente como quien tiene «la última palabra» en materia económica- no terminó de redondear la negociación con las exportadoras de soja, que incluya una baja de retenciones más audaz, que lleve a esas compañías a una liquidación de divisas.
En el equipo no lo terminan de admitir, pero ya es un secreto a voces que los funcionarios están dispuestos no sólo a la mencionada suba de la tasa de interés sino también a volver con las trabas a las importaciones, con tal de evitar la devaluaciòn.
Por ahora no hizo falta una medida de ese tipo -con la salvedad del mes de mayo, cuando hubo prácticamente una parálisis total del comercio exterior- pero si el mercado cambiario sigue bajo presión extrema, habría cuotificación en la venta de divisas para los rubros «de lujo».
Desde los despachos oficiales, mientras tanto, denuncian que «son pura especulación» los aumentos de precios de algunos productos importados, sobre todo en el rubro alimenticio. Desde las cadenas de supermercados vienen alertando sobre remarcaciones de hasta 20% en distintas marcas de café y también en artículos enlatados de pescados y de legumbres, que se adquieren en el extranjero.
Sobre las tasas de interés, en el Directorio del Banco Central admiten que habría retoques adicionales en las de más corto plazo (pases). «Ajustes sí. Pero no serán ajustes groseros», insiste la fuente. ¿Y un aumento en los rendimientos de los plazos fijos?, indagó iProfesional.
-Por ahora no. No hay espacio porque estamos privilegiando la baja de la tasa de las Leliq.
Desde Reconquista 266 también descartan una aceleración del «crawling peg». «Sería inflacionario en un momento delicado, como es la pandemia, y en la que ya el Gobierno debe administrar subas graduales de precios de los alimentos mientras mantiene congeladas las tarifas de los servicios públicos», explica la fuente.
Según los cálculos en el equipo económico, la clave de las próximas semanas será que los agentes económicos se convenzan de que no habrá una devaluación, como ocurrió en la Argentina de los últimos años. Hubo saltos cambiarios en 2014, 2016, 2018 y 2019.
El diagnóstico del Gobierno radica en que, a diferencia de otros momentos, esta vez el tipo de cambio no se encuentra atrasado. Sin embargo, esa realidad no ayuda a explicar la actual corrida cambiaria, que se ensambla entre la pandemia -en la cual el Gobierno se vio obligado a emitir pesos de manera impensada- y la desconfianza de los inversores hacia la propia moneda y hacia la gestión oficial.
A este escenario, los funcionarios incluyen otra variable: la presión ejercida por fondos de inversión extranjeros que habían entrado al mercado argentino durante el gobierno anterior, y que ahora pujan por dolarizar sus inversiones para salir.
Esa presión se traduce en un alza de las cotizaciones de los dólares «alternativos», que a su vez disparan al «paralelo».
Para aliviar la cotización del dòlar «Bolsa», que a su vez arrastre al resto de los mercados alternativos, el Banco Central invitó a los bancos a que faciliten las operaciones en el MEP. Las entidades aceptaron el convite y ya le habían puesto un nombre a esa posibilidad: «Botón dòlar».
Sin embargo, después de una primera ronda de consultas entre las entidades y el Banco Central, la situación quedó esclarecida: los funcionarios sólo pretendían que los bancos facilitaran a sus clientes la venta de dólares, pero no la compra.
La limitación alejó a algunos bancos de la posibilidad del «botón dòlar» -un eventual reemplazo al dòlar ahorro para quienes quisieran dolarizarse- pero la decisión se entiende, desde la postura de las autoridades: la habilitación de una doble vía hubiese sido la aceptación, por parte de los funcionarios, de un desdoblamiento formal del mercado cambiario. Algo inaceptable -por lo menos por ahora- para los actuales funcionarios.
En todo caso, las idas y vueltas alrededor de esta posibilidad de inversión -perfectamente legal- no hacen más que alumbrar sobre la permanente descoordinación en la toma de decisiones.
Medidas que van en el camino correcto pero que a la luz de los hechos no alcanzan para dar vuelta la constante pérdida de reservas (baja de las retenciones); otras que se demoran y terminan siendo perjudiciales (mayores restricciones al cepo) o las limitaciones a la dolarización de las empresas que se endeudan en los bancos en pesos con tasas subsidiadas.
¿Estará el Gobierno con posibilidades de evitar la devaluación desordenada? Los funcionarios confían, pero está claro que la desconfianza en la gestión es mayúscula por parte de los agentes económicos.
«Esto se resuelve con hechos. Y vamos a torcerles el brazo a los pesimistas. Cuando pasen las semanas y vean que no hay devaluaciòn, se van a convencer», afirma uno de los líderes del equipo económico.
«Con hechos y con dólares», agrega otro de los funcionarios consultados. ¿Aparecerán las divisas para dar vuelta las expectativas? Ese capítulo está por verse. Lo que no se sabe es si formará parte de esta temporada. O ya de la siguiente, con actores diferentes. Fte. IP