LOS PRINCIPALES LIDERES DE JUNTOS POR EL CAMBIO IMPULSAN UNA APERTURA DE JUNTOS POR EL CAMBIO INCLUSO EL CAMBIO DE NOMBRE DE LA COALICIÒN
En pandemia y con el coronavirus en la Argentina, la cocina de la política no deja de funcionar. Mucho menos cuando se acercan las elecciones y los gobiernos del Frente de Todos tienen que revalidar los votos en medio de una crisis económica
El día de la primavera cinco intendentes de Juntos por el Cambio y un ex ministro bonaerense se sentaron alrededor de una mesa, en el Club Indios de San Miguel, para volver a trabajar juntos, como había sucedido en los últimos cuatro años. Dos de ellos habían puesto en pausa la rosca política después de la derrota electoral. La pandemia hizo que esa interrupción fuera más duradera de lo que estimaban. Perder en las urnas obliga a realizarse preguntas que la adrenalina del poder deja a un lado. Y, a la vez, implica tomar distancia de los socios para evaluar si hay margen para volver a formar parte de un mismo equipo.
Jorge Macri (Vicente López), Néstor Grindetti (Lanús), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Julio Garro (La Plata) sumaron dos sillas a su mesa para el ex ministro de gobierno bonaerense Joaquín De la Torre y su ahijado político e intendente de San Miguel, Jaime Méndez. Socios conocidos que habían estado alejados de ese núcleo de intendentes. Los últimos dos son peronistas, una característica clave para el armado político opositor del futuro inmediato, donde el objetivo es renovarse y ampliarse.
La provincia de Buenos Aires es la base de apoyo de la renovación partidaria. Desde allí María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta apuestan a correr los márgenes del armado. La idea que da vueltas por las diferentes venas del espacio político es cambiar el nombre de la coaliciòn cuando se tengan que definir los frentes electorales del pròximo año. Esa modificación terminará con el sello de Juntos por el Cambio -una versión actualizada de Cambiemos- y le dará vida a un nuevo nombre que cobije a otros dirigentes, a nuevos liderazgos y a figuras conocidas pero que hasta 2019 no tenían tanto peso en la alianza.
Con una proyección a largo plazo también buscan crecer en imagen para que alguno de ellos pueda ser candidato a gobernador en el 2023. Movimientos finos, a veces utópicos, que se dan en el tablero bonaerense. En esa búsqueda es importante que hagan crecer su músculo político en el territorio. La apertura de la mesa de los intendentes del PRO a los dos dirigentes peronistas tiene un doble efecto que en la coalición mantienen como consignan desde el inicio del año: mantener la alianza unida y lograr su crecimiento.
La pata peronista bonaerense es reducida. Además de De la Torre y Méndez está el intendente de San Nicolás, Manuel Passaglia, y su hermano Santiago, que es diputado provincial; el jefe comunal de Azul, Hernán Bertellys, y los senadores bonaerenses Claudia Rucci, Lucrecia Egger y Lucas Fiorini. Ese grupo es uno de los tres canales peronistas para gestionar la apertura. En el vidalismo confían en que se muevan con astucia y entusiasmo para generar adhesiones que hagan crecer ese sector interno.
A mitad de año el ex senador rionegrino comenzó a moverse para armar un espacio con sello peronista dentro de la coalición. En agosto un grupo referenciado en él emitió un comunicado el que hablaban de peronismo republicano, asociado a la centro derecha y alejado totalmente del kirchnerismo y el PJ. Algunos de ellos son Oscar Lamberto, Jorge Yoma, Miguel Ángel Toma y Ramón Puerta. Nombres de larga trayectoria y críticos de la alianza entre el peronismo federal con la ex presidenta.
“Macri quiere meter el gol con el arco solo. Que Santilli no vaya a la provincia, que Monzó no se acerque. Cree que solo pesan sus ambiciones”, aseguró un dirigente de extrema confianza del tridente. Todos en Juntos por el Cambio asumen que el primo de Mauricio Macri quiere ser candidato a gobernador en el 2023 y que se mueve en consecuencia. No solo lo empuja su rol provincial como intendente de Vicente López.
Monzó y Vidal, que habían terminado muy mal su relación en el 2019, comenzaron a acercar posiciones hace algunos meses. Lentamente. Poniendo sobre la mesa las cuentas del pasado. Pero una relación que terminó en malos términos no se modifica en un puñado de reuniones políticas ni en una conversación de WhatsApp. Hay voluntad de diálogo y de trabajar en conjunto. Mientras eso exista, las heridas se irán cerrando lentamente.
En los próximos meses el tridente Monzó-Frigerio-Massot va a gestionar la amplitud de su pequeño esquema político, donde hay legisladores nacionales, provinciales y algún intendente del interior. El anhelo es llegar al pròximo año cpon esa estructura propia mas consolidada y voluminosa, y ponerla a disposición de una nueva coalición política electoral. Si no hay acuerdos a futuro, caminarán por afuera de los límites. Sienten que el plan de apertura que impulsan Rodríguez Larreta y Vidal es una reivindicación del pedido que ellos mismos le hicieron a Mauricio Macri después de las elecciones 2017 para que incorpore más peronismo y amplíe la base de sustentación de Cambiemos. En consecuencia, comparten la idea y el horizonte.
Cerca de Vidal asumen que el mercado de pases políticos recién se abrirá en marzo del próximo año. Eso no implica que no haya comunicaciones subterráneas permanentes para conocer la situación de dirigentes que están descontentos con el Frente de Todos o que no están dentro de ningún armado. Hay nombres que siempre están en carpeta, lo que no implica que ellos acepten sumarse. De generar esos vínculos se encargan los representantes del ala dialoguista. La líder del GEN Margarita Stolbizer, el ex gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y el ex ministro de Transporte Florencio Randazzo son ejemplos concretos. Con algunos ya hubo comunicación.
En Juntos por el Cambio todos son conscientes de la necesidad de apertura. Correr los márgenes hacia el lugar que sea. Patricia Bullrich pidió sumar a la coalición a Ricardo López Murphy, interesado en sumar un futuro frente electoral a los ex candidatos a presidente José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión, que entre los dos sacaron cerca de 800 mil votos.
Para ser competitivos tienen que estar los duros y los dialoguistas. Los halcones y las palomas. Los votos y la puja de poder terminarán de definir quien lidera el camino hacia las elecciones presidenciales del 2023. En la alianza opositora el sector dialoguista asume que deben generar símbolos nuevos, impulsar una renovación de liderazgos, mostrar en público que existió una autocrítica y diseñar un nuevo proyecto político y económico. Que los cambios no solo sean una lavada de cara. Tenemos que saber por que nos toco irnos y para que queremos volver. Impulsar un proyecto trasformador. No hay que hacer polìtica para que no gane otro.
La idea de un ex integrante del gabinete bonaerense es la frecuencia interna que todos los sectores aspiran sintonizar. En pandemia y con el coronavirus en la Argentina, la cocina de la política no deja de funcionar. Mucho menos cuando se acercan las elecciones y los gobiernos del Frente de Todos tienen que revalidar los votos en medio de una crisis económica que es más profunda y más compleja que la que heredaron de mano de Mauricio Macri. Por Joaquìn Mugica Dìaz. Fte. textual Infobae