SE HARÍA UNA APERTURA RESPONSABLE Y CON EL FRENO DE MANO CERCA
Es, ante todo, una decisión política que compartieron Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta debido al clima social y la necesidad económica.
Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta abrrán la cuarentena en el AMBA con la certeza de que, si la curva de contagios toma una velocidad incontrolable, habrá que volver a bajar el martillo. «Stop and go». «Si en 20 o 25 días se desbanda todo no quedará otra que volver a restringir. Esto es lo que le viene pasando al mundo, no tenemos nada que inventar», dijo un funcionario que trabaja cerca del ministro de Salud, Ginés González García, y del centro de decisiones.
Este mediodía, el comité de expertos avaló un regreso a la «fase 3» que estuvo planteada en junio (en los días previos al confinamiento estricto) pero hizo mucho énfasis en que debe hacerse con extrema responsabilidad social. «Apertura consciente y responsable, más responsable que nunca, con un pie en el acelerador, pero el freno de mano cerca», dijo uno de los médicos que estuvo con el Presidente en Olivos. Advirtieron que hay circulación viral en distintos puntos del país.
Los epidemiólogos no hicieron alusión a las medidas puntuales que vienen planificando en la Ciudad y en la Provincia, pero sí hicieron especial hincapié en la necesidad de no permitir reuniones sociales o de grupos grandes, debido a que pueden convertirse en rápidos focos de contagio. Hicieron alusión, incluso, al día del amigo, que se celebra el 20 de julio. «Va a tener que ser un día del amigo virtual», dijo uno de los expertos
Los médicos avalaron una flexibilización atentos a la necesidad socio económica y a los aspectos psicológicos del confinamiento. Pero además lo habilitaron apoyados en los datos, especialmente en el nivel de ocupación de camas de terapia intensiva. «Si bien la ocupación subió, no lo hizo pronunciadamente y eso nos da un margen. Esta cuarentena sirvió para amortiguar esa demanda», dijo una de las personas que participó del cónclave.
Ayer, el nivel de unidades de terapia intensiva ocupado en el área metropolitana estuvo en 63,7%. Cuando arrancó la cuarentena estricta era de 55,9%.
Por último, los expertos y Alberto Fernández compartieron un estudio comparativo que analizó la relación entre la prontitud y la profundidad de las medidas de aislamiento con el índice de letalidad de los países. «Tenemos una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo y eso es gracias al tiempo dorado que nos dio la cuarentena», dijo uno de los médicos.
De la reunión con Alberto Fernández y su mesa chica de funcionarios participaron la embajadora especial de la OMS, Mirta Roses, y los especialistas Pedro Cahn, Ángela Spagnuolo de Gentile, Gustavo Lopardo, Pablo Bonvehi y Javier Farina. Este último médico fue el que expuso su estudio, titulado «Asociación entre características demográficas e intervenciones gubernamentales con la tasa de mortalidad por Covid-19 en 44 países», que exhibió que la Argentina tuvo el mayor «índice de rigurosidad en las medidas» y que eso se asoció a la menor letalidad del virus.
Tras la reunión con los expertos, un importante portavoz del Gobierno resumió: «Hay que abrir de a poco, seguir atentos a los números y volver atrás si es necesario».
La de flexibilizar y volver a un esquema de «fase 3» es, ante todo, una decisión política que compartieron Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta debido al clima social y la necesidad económica. Coinciden en que esta instancia, donde se viene de 119 días de cuarentena, hace falta dar un respiro a la actividad económica y en que resulta difícil sostener el acatamiento social.
«Casi 120 días es mucho tiempo, tanto por el aspecto económico como desde lo psicológico. La gente ya no puede cumplir de forma estricta como lo hacía al comienzo. Somos conscientes de eso», resumió un estrecho colaborador presidencial.
Pero además de las motivaciones sociales, ayer en la mesa del cónclave de Nación, Provincia y Ciudad también se pusieron sobre la mesa datos epidemiológicos. A los ojos no expertos de los funcionarios, aunque ayer se registró un récord de 4250 casos, existe un margen de acción. «Cantidad de camas de terapia intensiva, velocidad de contagio y cantidad de días necesarios para duplicar», resumió un alto funcionario de la Casa Rosada en alusión a las variables que conversaron anoche.
El récord de casos, que ayer se confirmó al filo de la reunión, sorprendió a todos. Pero los funcionarios intentaron hacer una lectura fina de los datos.
«Crecen los casos por el mayor nivel de búsqueda, pero a su vez hay muchos casos leves. Lo que vemos es que el nivel de ocupación de camas en terapia intensiva no se está saturando, está relativamente estable», agregó el asesor de Alberto Fernández.
En la Ciudad, sin contar los datos de ayer, el último cálculo arrojaba un R de 1.02 y una tasa de duplicación de 27 días. «Veníamos en una meseta desde hace varios días, ayer únicamente se dio un salto de casos», justificaron desde el gobierno porteño.
¿Qué explicación le dieron a los 4250 casos? La evaluación que se hizo es que la cantidad de casos confirmados en el reporte oficial de ayer subió, en parte gracias a la búsqueda activa de positivos a través de los operativos del Detectar. Y que por lo tanto muchos de los casos son leves, no requieren hospitalización. Quizás, incluso, nunca hubieran salido a la luz.
«El de ayer es un número muy fino. Preocuparía si en los próximos tres o cuatro días vemos que no vuelve a bajar«, fue la otra explicación que dio un funcionario del equipo de González García.
Lo que quedó en claro para las tres jurisdicciones es que si la curva de contagios vuelve a crecer de forma que ponga en riesgo el sistema de salud, todo volverá para atrás. Con esa premisa, Fernández terminará de ajustar los detalles del nuevo esquema, que anunciará mañana.Fte. textual La Nación