viernes 22 de noviembre de 2024 21:27:36

¡ICEBERG A LA VISTA!.

Como si fuera el Titanic en la película dirigida por James Cameron, la economía argentina va rumbo a un duro choque contra un témpano de hielo formado por la crisis mundial que está desatando la pandemia.

POR CARLOS SENA. El Titanic, el barco más lujoso de su época y la película más taquillera de finales del Siglo XX, es la metáfora de referencia utilizada por más de un escritor de medios gráficos – económicos; y en más de una ocasión, es la que mejor ilustra las situaciones que vivimos a diario. Tristemente, la situación económica que se nos avecina cumple con todos los requisitos que forman a los aspectos comparables, veamos.

Así ocurrió en la película, un empecinado empresario queriendo copar los encabezados de los noticiosos más importantes de la época, haciendo ver a los ojos del mundo que su barco era el más lujoso y además el más rápido en las frías aguas del Atlántico Norte; un capitán confiado en su larga trayectoria y el desastre final al que la arrogancia y la soberbia complementada entre ambos personajes hicieron desencadenar al no obedecer las reiteradas advertencias otros buques, historia que todos conocemos.

Ahora bien mi estimado lector, un empresario empecinado en ganar los encabezados ¿le suena? Esto lo voy a hacer comparable al presidente saliente, el ingeniero Mauricio Macri, que al igual que el señor Ismay (dueño de la “Withe Strar Line”, empresa propietaria del Titanic) estaba empecinado por ganar los titulares de los noticiosos. En este caso Macri, quiso quedar en los encabezados de la historia grande de Argentina y para ello pidió al FMI un descomunal préstamo ¡sin precedentes en el mundo! Estamos hablando de nada más, ni nada menos que los 57 mil millones de Dólares, que rápidamente se fugaron (no vamos a entrar en la discusión de a dónde fueron a parar, esto sería agotador)

Por otro lado, tenemos al capitán Edward Smith, un marino de amplia trayectoria que estaba a punto de retirarse. Su carrera inmaculada quizá le jugó una mala pasada y eso lo llevó a confiarse de las traicioneras aguas heladas del Atlántico Norte. Al capitán lo vamos a comparar con don Alberto Fernández, el señor presidente, un político que se desempeñó como jefe de gabinete de Nestor Kirschner y que se muestra confiado en la primera etapa de su gestión al frente de la Nación, como quien conociera las aguas en las que está navegando.

Prosiguiendo con la comparación, vamos inmediatamente al grano…  ¿se puso a pensar qué sigue después de esta situación en la que está inmersa el mundo entero? El panorama que se aproxima no es para nada alentador y el mundo entero será puesto a prueba en una zaranda económica por primera vez en la historia del capitalismo tal como lo conocemos. El iceberg que se aproxima (siguiendo con la metáfora del Titanic) está compuesto por la crisis que desató la pandemia por el COVID-19, el famoso “Coronavirus” que está azotando al mundo entero en este preciso momento. Vamos a dejar fuera de discusión si los números de muertes que arroja la enfermedad en el mundo son suficientes para declarar la pandemia y vamos a abocarnos estrictamente en el plano macroeconómico.

Cabe señalar que los mercados del mundo entero están en caída libre, el precio del petróleo se está derrumbando descomunalmente, las economías regionales se están paralizando, la recaudación fiscal y el PBI local ya se les estiman caídas dolorosas, todo producto de la psicosis que genera este aluvión mundial de muertes y las consecuencias desencadenantes de la paranoia que envuelve a los pueblos involucrados, que son la mayoría. Todo esto conforman el hielo del iceberg que les mencionaba antes y será la realidad contra la que chocaremos una vez que pase la pandemia. Es inevitable el impacto sobre el casco de nuestro frágil buque, la economía argentina. Nuestro buque es un navío que viene de golpe tras golpe y los interrogantes rondan en ¿Qué hará el gobierno nacional para lidiar con esta realidad que está a la vuelta de la esquina? ¿Qué decisiones tomará el capitán Alberto? ¿Tendrá la cintura suficiente para bailar la rumba que se aproxima? ¿Estará a la altura de las circunstancias? Hasta ahora no ha mostrado señales de cambiar el rumbo (económico) de la nave y es lógico viendo el marco en el que nos encontramos. Pero, una cosa es taxativa y es que el Iceberg está a la vista, lo chocaremos y eso traerá aparejado consecuencias ineludibles ¿Qué pasará? ¿Será el fin del capitalismo como lo conocemos?