EN EL EQUIPO DE LAVAGNA DIJERON NI CON MACRI NI CON FERNÁNDEZ Y SE TRAZARON EL OBJETIVO DE CRECER EN LAS ELECCIONES GENERALES
Quedan 70 días hasta las elecciones generales. Tiempo en que Lavagna tratará de mostrarse como la mejor opción para enfrentar mano a mano a Alberto Fernández
En el equipo de trabajo de Roberto Lavagna trazaron, con entusiasmo moderado, un objetivo a corto plazo: crecer en las elecciones generales y consolidarse como la tercera fuerza política del país. Para lograrlo aspiran a absorber entre un 30 y un 50% de los votos de Mauricio Macri. Si lo logran, algunos creen incluso que podrían generar un impacto aún más fuerte. Dejar a la fuerza del Presidente en el tercer lugar.
Creen que el proyecto del Presidente se desplomó con los resultados de la elección del domingo y tocó fondo con la conferencia de prensa del lunes, donde cuestionó a los votantes del kirchnerismo y responsabilizó a la fuerza política que lidera Cristina Kirchner por la devaluación abrupta que se generó en el comienzo de la semana.
En el lavagnismo advierten que la degradación de la gestión de Macri es ininterrumpida y que el Gobierno se hunde en su ambigüedadmientras atraviesa el momento de mayor tensión financiera de los últimos meses. En ese contexto, consideran que las posibilidades de una reelección del Presidente son nulas y la oportunidad de afianzar el discurso de Lavagna se multiplica.
Una muestra de esa degradación la divisaron en el anuncio que hizo el Presidente de un paquete de medidas económicas para apalear los efectos de la devaluación. La calificaron como una medida «electoralista y paliativa».
«La gente está muy enojada con Macri. Supongamos que consigue los votos nuestros, los de Espert, los de Gómez Centurión y los de aquellos que no fueron a votar en las PASO. Aún así no gana. La gente le bajó el pulgar», sostuvo un hombre de la mesa chica del candidato a presidente de Consenso Federal.
En el espacio de Lavagna van a mantener la misma línea discursiva con la que arrancaron la carrera electoral. Ni Macri, ni Cristina. Tampoco Alberto. Descartan hacer un acuerdo con el Frente de Todos o con Juntos por el Cambio. También dejan de lado la posibilidad de aceptar un eventual cargo en un gobierno de los Fernández. Es una decisión inamovible.
El objetivo inmediato es crecer, fortalecer la alternativa política y, de máxima, aspirar a convertirse en la segunda fuerza. Es decir, sepultar el proyecto de Macri y desterrarlo completamente de la pelea electoral.
Para lograrlo matizaran el discurso y pondrán mayor hincapié en la economía. Se presentarán como la opción más viable para gobernar el país frente a la crisis. Tanto Lavagna como su hijo Marco profundizarán la explicación del plan económico que tiene la fuerza política.
En los medios y en las redes sociales detallarán los principales puntos del plan, entre los que se encuentran la devolución del 5% del IVA para los pagos con tarjeta de debido y del 15% para los jubilados beneficiarios de planes sociales. También el ajuste de tarifas con respecto a la variación del salario, la implementación de una ley de Góndolas, la redefinición del impuesto a las ganancias y la creación de un programa para capacitar pymes.
Buscarán afinar el discurso y optimizar los recursos físicos para dividirse los distritos y ciudades más importantes. Además, apostarán a multiplicar la comunicación en las principales redes sociales. Un trabajo casi artesanal para fortalecerse aprovechando el viento de cola que generó la debilidad expuesta en la que quedó la candidatura de Macri. En medio de la crisis, Lavagna cree que se fortalece por su pasado y su historia como ex ministro de Economía.
En el lavagnismo creen que pueden duplicar la cantidad de votos que sacaron y superar el 15%. Pero al mismo tiempo, se aferran a que pueden tener un impulso mayor de parte de un bloque de votantes que no acompañarán a Macri, debido al golpe electoral que recibió el último domingo, ni a Alberto Fernández, que quedó a un paso de ser el próximo presidente.
El análisis que hacen dentro del búnker de Lavagna es que hay votantes que acompañaron a Macri en las PASO pero que ya no lo harán en las generales. ¿El motivo? La polarización se rompió como consecuencia de la abrumadora derrota y existe un enojo de un sector de sus votantes por el resultado que parece imposible de revertir. Su derrota implica el regreso del kirchnerismo a la Casa Rosada.
Además, confían en que la fórmula Fernández cosechará menos votos. Estiman que en la composición del voto del peronismo hubo muchas personas que pusieron la boleta en la urna solo para frenar un posible triunfo del Gobierno. Liberados de esa presión, podrán apoyar a una fórmula que les atraiga más. Quizás ellos. Tal vez a otros de los candidatos. De cualquier forma, podrán volcarse hacia otro espacio político.
En lo que respecta a la logística apostarán a dividir las presencias. Juan Manuel Urtubey mantendrá el ritmo que tuvo en los últimos 12 meses y seguirá encabezando actividades políticas y sociales. Alternará entre el interior y algunos municipios de la provincia de Buenos Aires. Lavagna hará lo mismo pero con menos intensidad.
«Nos revalorizamos porque el contexto cambió. El Gobierno fracasó y se derrumbó. Y en el medio de la crisis tenemos al mejor candidato para afrontarla. El mismo que piloteó la peor crisis en la historia de la Argentina», aseguraron en el búnker de Consenso Federal.
Quedan 70 días hasta las elecciones generales. Tiempo en que Lavagna tratará de mostrarse como la mejor opción para enfrentar mano a mano a Alberto Fernández. Si bien cree que es difícil poder evitar el triunfo kirchnerista, buscará acercarse lo más posible para dejar a su fuerza política plantada en el segundo lugar. Macri ya no es competitivo. Así lo entienden.
El ex ministro de Economía y su equipo intentarán concretar una hazaña en un país donde las encuestas no han podido acercarse a la realidad y los dirigentes políticos desconocen si el electorado puede comportarse de la misma forma que en las elecciones primarias.Fte.Infobae