EL CONSULTOR POLÍTICO CARLOS FARA DICE LA PREGUNTA ES ¿CUANTO INFLUYEN EN LA DETERMINACIÓN DEL VOTO CIERTOS HECHOS Y DICHOS?
Fara dice la actitud de los votantes en los últimos días: la mayoría se pone particularmente escéptica, cautelosa, incrédula porque evalúa que en campaña todos los candidatos hacen algo de demagogia para ganar votos
La pregunta que se hace todo el círculo rojo por estos días es: ¿cuánto influyen en la determinación del voto ciertos hechos o dichos? Vamos a dar algunas pistas para no perderse por el camino.
- Efectos de corto plazo o permanentes: muchas cosas que suceden en una campaña tienen un efecto pero muy coyuntural y pasada la novedad desaparecen. Por eso siempre hay que esperar a baje la espuma para ver cuánta cerveza quedó en el vaso. Para que algo tenga un efecto permanente es necesario que apunte sobre un clivaje central de la sociedad (por ejemplo, las consecuencias sobre la economía). Una mera declaración no mueve mucho el amperímetro.
- La actitud de los votantes en los últimos días: la mayoría se pone particularmente escéptica, cautelosa, incrédula porque evalúa que en campaña todos los candidatos hacen algo de demagogia para ganar votos. Por lo tanto, mucho de lo que sucede cae en saco roto.
- Alberto y las Leliqs: los temas que no son sencillos de comprender tienden a tener poco impacto. Dado que además se armó polémica, lo más probable es que bajada la espuma, la cuestión pase de largo. Habiendo precisiones posteriores por parte de referentes del equipo del candidato, y sin que haya generado trastornos en los mercados, puede terminar en vía muerta. Más allá de eso, siempre se debe tener cuidado con no transmitir sensación de improvisado con temas sensibles (ahorros bancarios, jubilados).
- La declaración de Aníbal Fernández sobre Vidal: este suceso es de una característica muy distinta al anterior. Primero, porque él ya perdió la elección con ella. Segundo, porque él pierde afectado por el rumor de ligazón al narcotráfico y su posición respecto a despenalizar el consumo de drogas. Tercero, porque se mete con la dirigente de mejor imagen de la Argentina. Y cuarto, porque apela a un caso desgraciado de amplia repercusión pública en la era del Ni Una Menos. En este caso sí puede tener un impacto negativo, que quizá no le haría perder votos a Kicillof, sino que ayude a profundizar la polarización, a expensas del candidato de Lavagna (la pregunta del millón: ¿fue un exabrupto? O tiene que ver con su situación política minusválida dentro del kirchnerismo?)
- Las intervenciones de CFK (Venezuela, Cuchuflito y Pindonga): siendo que la figura de Cristina es una gran divisoria de aguas para la gran mayoría de los argentinos, todo lo que diga será procesado en función de la opinión previa que tengan sobre ella. De todos modos, a mayor presencia, mayor dificultad para captar votos blandos que dudan sobre polarizarse o no.
- La apelación a datos estadísticos en el discurso de los candidatos: como bien señala el lingüista americano George Lakoff, los debates públicos no se ganan con estadísticas, sencillamente porque los votantes están dispuestos a creer solo en aquellos datos que confirmen sus prejuicios. Una campaña electoral no es la defensa de una tesis doctoral, sino una batalla argumentativa en función de apelar a las percepciones de los electores. De modo que los metros cúbicos de agua que brinda un acueducto o qué porcentaje de poder adquisitivo perdieron los salarios durante la era Macri, son datos poco relevantes.
Más allá de estas pistas para interpretar la incidencia de estos sucesos argentinos, el clima en la calle todavía está un poco frío. Un poco por el invierno, un poco por las vacaciones escolares, y otro poco porque el proceso político es muy prematuro para la mayoría de los votantes. Una semana es una eternidad.