jueves 14 de noviembre de 2024 00:15:18

CARLOS FARA ANALIZA LOS MOVIMIENTOS DE LA POLÍTICA

Pichetto vendría a cerrar un circuito de confianza y gobernabilidad, que Frigerio lo habría perdido porque los gobernadores mucho ya no lo creían

Por: Carlos Fara. Ya no están Alfonsín, ni Menem, ni Duhalde. Sin embargo, el espíritu es semejante al de 1993 y 2001/2002. Objetivos: a) controlar el poder, y b) asegurar la gobernabilidad sistémica.

La punta de lanza del operativo es la candidatura a vicepresidente de Miguel Ángel Pichetto. Se sabe que hasta acá su aporte no son votos, ni un sector de dirigentes peronistas, sino que es más que nada una señal política de a) apertura de Cambiemos, y b) un puente para asegurar gobernabilidad post 10 de diciembre. También se sabe que la movida fue bien recibida por los mercados y el mundo de los negocios. Hasta acá lo obvio.

Sin embargo, esa es solo la punta del iceberg. Por debajo del agua parece estar generándose una gran masa de hielo. Se dice que los gobernadores peronistas jugarían a dos puntas con Macri y los Fernández (F). El garante de un eventual acuerdo con el gobierno sería Pichetto. Algo de eso quiso expresarse en la mesa de gobernadores de diciembre que parecían desembocar en Alternativa Federal. Sobre ese juego ya se empezó a hablar en octubre del año pasado.

De este modo Pichetto vendría a cerrar un circuito de confianza y gobernabilidad, que Frigerio lo habría perdido porque los gobernadores mucho ya no lo creían (sobre todo teniendo en cuenta el desprecio de Macri – Peña por la rosca, como diría Monzó). Desde que está Macri los mandamases provinciales han ganado independencia y recursos, y no están dispuestos a perderlos. Por lo que no están muy contentos con la idea de que Ella vuelva a tomar las riendas. Eso significa además que Alberto no sería la garantía de una nueva etapa como Cristina pretende. Algo similar ocurre con la actitud de los intendentes frente a la candidatura de Kicillof. La única solución a esa desconfianza sería que ella se baje de la fórmula. Además podría haber alguna señal empresarial a dicho esquema.

Si todo esto fuese verdad, una de las primeras señales serían las llamadas “boletas cortas”, de modo que varios gobernadores tendrían una actitud ambigua frente a los F, como los casos de Zamora (Santiago del Estero) y Arcioni (Chubut), quienes expresaron públicamente de todos modos su apoyo a Alberto-Cristina. El punto es, a la hora de la verdad, cuánta onda le ponen a movilizar votantes y si reparten boleta completa de Unión por Todos, o solo una boleta cortada para que cada votante decida qué quiere hacer en materia presidencial.

Qué conclusiones se debe sacar de todo esto?

Esto muestra la crisis interna del peronismo pese a la supremacía de CFK en las encuestas. Se supone que a la liga de gobernadores le debería convenir un presidente peronista, no uno ajeno. El modelo de Menem mutó profundamente durante la era K.

Mejor negociar con un débil (Macri, quien aun siendo reelegido seguiría siendo débil parlamentariamente) que con un fuerte (Cristina, aún con los buenos modales de Alberto).

Con el adversario siempre se puede negociar. En cambio, al propio no se lo puede contradecir bajo el argumento de que se está en el mismo barco.

De esta manera toda una nueva generación de gobernadores (Bordet, Arcioni, Casas, Pepo, Perotti, Manzur, Uñac, etc.) pueden ver con expectativas 2023, cosa que no sucedería si los F piensan en quedarse 8 años. Para ellos la jubilación de Cristina es primordial (salvo que Alberto los convenza de que él es la Tierra Prometida).

Si esta entente se verifica, significa que la Argentina podría pasar a otro estadio político en donde el peronismo federal entre en un juego de negociaciones permanentes –basado en su poder territorial- condicionando a un propio o a un ajeno.

El macrismo habría sufrido así una mutación genética profunda de la mano de una transfusión de poder, a causa de una debilidad extrema. Como dice el refrán popular: no hay bien que por mal no venga. El Macri budista zen quizá lo haya comprendido.