Por Carlos Fara.  Más allá de las modificaciones en las correlaciones de fuerzas y de las legitimaciones resultantes de un hecho político, las victorias además generan climas psicológicos sobre los actores. Este es el primer efecto natural del triunfo del “gringo”.

El resto está por verse, ya que los actores pueden dejarse influenciar o no por dichos climas. Los de reparto son más influenciables. Las estrellas mucho menos, aunque no están exentas. Los políticos profesionales no se dejan torcer el brazo fácilmente.

Dicho esto, podrían suceder los siguientes escenarios:

Schiaretti, basado en su resultado, se suma a la disputa presidencial: poco probable dadas sus declaraciones y la confiabilidad que ha construido en el resto de los actores estrella. Ser juez y parte no cierra. Claro que en la incertidumbre que se vive en la Argentina nada se puede descartar.

Schiaretti convoca a Alternativa Federal y los induce a sumar a Lavagna más aliados (y viceversa): bastante probable. Hoy el ex ministro de economía no puede no estar en semejante mesa de consenso, so pena de empezar a servirle la mesa CFK y Macri. No es que no vaya a costar la confluencia, pero si el cordobés lo plantea es porque tanteó y habría quorum. Luego, salirse de esa mesa y quedar bien parado es más difícil.

Dado que la ley no permite cambiar las fórmulas que se inscriban el 22 de junio, si hay primaria y se quiere armar confluencia, debe haber un acuerdo político por el cual el vice de la fórmula ganadora renuncia y completa ante la justicia con el que salga segundo. No es sencillo, pero no es imposible.

Schiaretti logra sortear el segundo paso, y debe sumar a otros gobernadores peronistas: ahí todo se empieza a complicar porque ¿cuántos se sumarían? ¿bajo qué condiciones? ¿Los jefes territoriales exigen consensuar el vice? ¿o dejarían que el vice sea radical o socialista?

Schiaretti es presionado para que todo cierre solo si se suma al PJ oficial + CFK: lo más probable es que ahí todo vuele por los aires porque Lavagna, Urtubey, Pichetto, los radicales y socialistas no aceptarían prestarse a eso. A barajar y dar de vuelta.

 

Obvio que hay que más de 4 escenarios, ya que puede haber múltiples combinaciones de factores. El punto es ¿los actores van a privilegiar sus identidades, la coyuntura / el futuro inmediato o sus posicionamientos a futuro? Porque si privilegian sus identidades, todo se volverá muy difícil de articular. Si predomina la coyuntura también será compleja. Donde quizá todo cierre es respecto a cómo imaginan su futuro de más largo plazo (2021 / 2023).

Tomemos un “leading case”. El gobernador Bordet dijo pre elección primaria en su provincia que le gustaba Lavagna https://www.paginapolitica.com/actualidad/bordet-habloacute-de-cristina-lavagna-y-se-diferencioacute-de-urribarri.htm. Pero una vez que obtuvo el 58 % de los votos dijo que Cristina también podía ser https://www.agencianova.com/nota.asp?n=2019_4_16&id=72161&id_tiponota=4. Resultado: así como te digo una cosa, te digo la otra.

Cuál es el factor desequilibrante? Las encuestas en cada distrito y a nivel nacional. ¿Por qué debería ir en contra de mi electorado si la prefiere a CFK y no a otro? ¿Y si Cristina vuelve a ser presidenta? ¿Quién me garantiza los fondos para seguir gobernando en esta crisis que va para largo, si prima el “operativo venganza”? So what (diría Miles Davis)? Muy simple: pocos harán una patriada, porque soldado que huye sirve para otra guerra.

Servirá entonces el triunfo de Schiaretti? Relativamente. Porque, como decía el fallecido filósofo Néstor Kirchner, “no puedo pedir lo que no me van a dar”. Esto es: no le puede pedir a “los muchachos” que apoyen a Lavagna –por ejemplo- si Ella mide el doble o el triple en sus distritos. Zamora, Insfrán, Alicia K, Arcioni, Bertone, Uñac, Manzur, Passalacqua, etc. ¿irán en contra de Cristina? Me gustaría verlo.

La historia habitualmente se hace con héroes… no con mártir