ECONOMIA: INVERSORES DUDAN SOBRE LA CAPACIDAD DE PAGO DE LA DEUDA DE ARGENTINA PARA EL 2020
Los inversores lentamente van entrando a una suerte de «modo pánico», donde ninguna explicación racional es tenida en cuenta a la hora de decidir si quedarse en bonos argentinos o salir a vender
La desconfianza de los mercados sobre la argentina es mas contundente ya que superó los 800 puntos básicos y tocó su valor máximo en el año. Esto aleja al país de cualquier chance de acceder a financiamiento voluntario en los mercados de capitales internacionales, por lo menos en los próximos meses.
Los más afectados fueron los bonos cortos, que vencen entre 2020 y 2025. El motivo es claro: serían los más afectados en caso de que el futuro Gobierno no pague la deuda, caiga en default y vaya a una nueva reestructuración.
Todas las miradas apuntan ahora al Bonar 2020. Vence en octubre del año que viene, en apenas un año y medio. Sin embargo, como no se sabe quién gobernará la Argentina para ese momento son todas incógnitas. ¿El nuevo Gobierno estará dispuesto a asumir el pago de la deuda? Y no menos importante: ¿tendrá los recursos para hacerlo?
Este título de cortísimo plazo sufrió en la apertura de la semana una nueva caída y terminó cotizando a USD 91, lo que significa que su rendimiento quedó al borde del 15% anual en dólares. Hace apenas 3 meses su cotización rozaba los USD 100. Semejante derrumbe sólo se explica por esa desconfianza que se apoderó del mercado y que difícilmente se despeje en los próximos meses.
“Los títulos más cortos rinden ya 15%, lo que refleja la extrema desconfianza de los mercados. Desde Finanzas enfatizan que los vencimientos hasta el 2020 son mínimos. Ahora se apunta a refinanciar el máximo posible de Letes y Lecap
Los números que contrapone el Gobierno
Como es imposible dar una respuesta sobre quién ganará las elecciones presidenciales, desde la Secretaría de Finanzas buscaron aclarar el panorama publicando una nueva versión del Programa Financiero con los datos disponibles hasta los primeros días de abril.De allí surgen los siguientes datos:
* Contando con los USD 5.900 millones que desembolsará el FMI el año que viene, sólo restaría conseguir unos USD 16.300 millones en el mercado de deuda. La totalidad se buscaría localmente, no requiriéndose colocaciones internacionales.
* De ese total, más de USD 11.100 millones son refinanciaciones de títulos ya existentes y sólo USD 5.200 millones serían emisiones de deuda nueva. Del total que vence, apenas un 35% está nominado en dólares, lo que vuelve más fácil la refinanciación al ser deuda en moneda local.
* En caso de que la refinanciación de Letes que el Gobierno tiene por delante alcance el 67% ó más, no habría necesidad de salir a colocar deuda nueva el año próximo. Con estos datos que surgieron del secretario de Finanzas, Santiago Bausili, se busca transmitir tranquilidad a los mercados. El mensaje es claro: no hay vencimientos significativos de deuda el año que viene, por lo que la capacidad de pago quedaría intacta. Sin embargo, los inversores lentamente van entrando a una suerte de «modo pánico», donde ninguna explicación racional es tenida en cuenta a la hora de decidir si quedarse en bonos argentinos o salir a vender.
No ayudó demasiado el #staff report» del FMI, que advierte que la deuda argentina ya representa el 86% del PBI. Y señala a su vez que una nueva devaluación aumentaría todavía más ese ratio, volviendo menos sostenible ese nivel de endeudamiento. También enfatiza que la Argentina precisa recuperar confianza para bajar el riesgo país y poder acceder normalmente a los mercados financieros.Otro factor que jugaría a favor es que se está produciendo un fuerte cambio de acreedor.De esta manera el FMI se va transformando en el principal tenedor de deuda argentina, mientras que los inversores que poseen bonos van cobrando capital e intereses a medida que se producen vencimientos. Al final del día, los mercados terminarán con poca deuda argentina, lo que debería «gatillar» una baja significativa del riesgo país.
Las explicaciones racionales, sin embargo, no tienen cabida en este momento.Aunque todavía faltan más de seis meses para las elecciones, los inversores buscan refugio y quedar lo menos expuestos posibles en activos argentinos.
Es preocupante además que la venta de bonos se traduzca en una mayor presión cambiaria. Quien vende títulos argentinos al final del día demandará divisas para sacarlas del país y llevárselas a otro lado.Se descuenta, por otro lado, que gane quien gane terminará renegociando el acuerdo firmado con el FMI por otro de más largo plazo, con el objetivo de poder devolverle el préstamo al organismo en un período mucho más largo y no a partir de 2021 como se estableció en el actual «stand-by». Pero para eso todavía falta mucho tiempo.Fte. Infobae