¡NO TE MUERAS NUNCA ARGENTINO DE BIEN!
Se cierra el 2018 con muchos sobresaltos, donde todos sufrimos en materia económica y comienza un 2019 con la única esperanza que le queda al país: “el argentino de bien”.
POR DAVID LEÓN. A lo largo de la historia argentina hemos tenidos buenos, malos y nefastos gobernantes. Desde la época colonial, cuando estas tierras eran saqueadas por la corona española y pretendida por los ingleses, nuestro vasto territorio llama la atención del mundo entero. Ésta tierra, es tan rica en materia prima que es el paraíso histórico para aquellos entendidos del tema. También, ha sido la fuente del goce de aquellos políticos argentinos que han llegado a un cargo público con lo puesto y que hoy no pueden soltar los fueros, para no caer en las garras de la Justicia.
Dejando un poquito la historia, sabemos muy bien que la Argentina da para todo y para todos, la casta política contemporánea no paró nunca de saquear las arcas de la Nación y ha despilfarrado una y otra vez, los medios económicos del país, siendo que – en algunos casos, ellos fueron elegidos por el pueblo… pero – ¿hasta cuándo va a dar para todos?
Sin embargo, de lo que no nos podemos olvidar es de un factor fundamental al que nadie le da la importancia o al menos, eso pareciera. Estoy hablando del argentino de bien, ese hombre o mujer que madruga de lunes a lunes para trabajar, que paga sus impuestos y que son el engranaje productivo de esta bella Nación. La casta política que muchas veces juega con las ilusiones de ellos y se agrandan con el voto que les prestan para sacar el país adelante, no notan que ese argentino de bien se está cansando de sus artimañas y el 2018 – a mi entender – es el inicio de una “revolución eleccionaria” que lo veremos en un futuro no tan lejano, en las urnas.
La historia ha dado la vuelta a muchas páginas, el argentino a través del tiempo entendió a precio de sangre, que los golpes militares no funcionan, que el comunismo tampoco funciona y que la única manera de “castigar” al político nefasto es dándole la espalda en las urnas. El próximo año, varios políticos se verán sorprendidos, ya que, el electorado que creían fiel, les pagará con la ignorancia y votarán a su opositor. Eso sucederá sea quien sea que gane.
Asimismo, el argentino de bien entendió que la única manera de sacar esta bella Nación a flote es trabajando. No puede un tercio de la población mantener al resto que permanece ocioso y tampoco se puede salir adelante sin producción. Una Nación que no produce, es una Nación inmóvil, que no avanza y de lo contrario, retrocede. Es el gran problema de la Argentina, cada vez se produce menos y esto no es “gracias a cambiemos” como sostienen algunos, es un tema de años… muchos años.
Concluyendo, el año 2018 cierra y dejó atrás turbulentos meses en materia económica, a tal magnitud que caímos en las garras del FMI. La inflación que roza el 50 % a esta altura, nos jugó una mala pasada a todos y nos sigue hostigando. El 2019 es un año eleccionario, no pierdo las esperanzas. Pero, mis esperanzas no están puestas en los políticos, mis esperanzas están puestas primeramente, en Dios y le pido a él ¡que no se muera nunca el argentino de bien!, que ese hombre o esa mujer no afloje, porque con esa casta trabajadora (trabajadora en serio, no de bombos, palos y capuchas), con ellos haciendo lo que hay que hacer, vamos a salir adelante. FELIZ AÑO NUEVO.