LA CGT SE RENE CON LA MIRA PUESTA EN LA OLA DE DENUNCIAS CONTRA LOS GREMIOS
No existe una mafia sindical», advirtió el triunviro Juan Carlos Schmid. E insistió en la línea discursiva de que las acusaciones contra Juan Pablo Pata Medina y los jefes de la cúpula de la filial Bahía Blanca de la Uocra constituyen casos aislados
Fortalecer la unidad para intentar contener la ofensiva antisindical, cuya presencia denuncian en la coyuntura política-electoral. Ese fue el eje del mensaje que la conducción de la CGT buscó escenificar ayer en medio de las deliberaciones del Comité Central Confederal de la entidad, que sesionó en el teatro Empire de La Fraternidad, un encuentro que funcionó como caja de resonancia de la creciente preocupación sindical por la ofensiva política y judicial en su contra.
«No existe una mafia sindical», advirtió el triunviro Juan Carlos Schmid. E insistió en la línea discursiva de que las acusaciones contra Juan Pablo Pata Medina y los jefes de la cúpula de la filial Bahía Blanca de la Uocra constituyen casos aislados que no expresan al conjunto de la dirigencia gremial. «No se puede, a la hora de detectar si el bebé está sucio, tirar el agua sucia junto a la criatura. Hay alrededor de 3000 sindicatos y el acento está puesto sobre algunos casos muy puntuales, sobre algunos personajes», enfatizó.
A la defensa pública se sumó la decisión cegetista de fortalecer la imagen de unidad en un intento por articular algún ejercicio de protección ante la ofensiva. En esa línea se interpretó la presencia en el Confederal de los gremios que componen el Movimiento de Acción Sindical (MASA), que lideran Omar Viviani y Sergio Sasia, que consumó así su regreso a la central obrera, tras el alejamiento durante el último año. También la Corriente Sindical, el bloque gremial que responde al bancario Sergio Palazzo, participó del encuentro, y hasta evitó aprovechar el escenario para remarcar sus diferencias con el triunvirato de conducción que, junto a Schmid, integran Héctor Daer y Carlos Acuña.
La ausencia de planteos específicos de los gremios más críticos al Gobierno de avanzar en un nuevo plan de lucha fue una consecuencia directa de la determinación de privilegiar la foto de unidad. Así solo hubo alusiones a la necesidad de apuntalar el espacio de diálogo renovado con la Casa Rosada y a respaldar la gestión del trío de conducción. En parte, el sorpresivo faltazo de Hugo Moyano y su hijo Pablo del plenario, dos de las voces que expresan la posición más dura hacia la gestión macrista, refrenaron también el ímpetu de algunos dirigentes que alentaban la posibilidad de que el Confederal debatiera un plan de lucha contra el Gobierno, pese a la profundo rechazo de la mayoría de los sectores internos. «No había margen para lanzar ninguna medida. Ni los más duros lo pidieron. Hoy (por ayer) era un momento de reforzar la unidad y sumar a los que están fuera, después de las elecciones ya se verá», apunó un gremialista de la cúpula sindical.Fte.cronista.com