BARCELONA GRITA «NO TENGO MIEDO»
Para cientos de personas ha sido muy difícil, por no decir imposible, llegar a la plaza de Catalunya. Riadas de gentes bajaban por Paseo de Gràcia y Pau Claris para intentar llegar
Decenas de miles de personas, 130.000 según la Guardia Urbana, han llenado este viernes la céntrica plaza de Catalunya de Barcelona como muestra de repulsa del brutal atentado que ayer costó la vida a 13 personas e hirió a otro centenar, la mayoría turistas, que paseaban a esa hora por la popular avenida que cruza la ciudad desde el centro hasta el mar. Después de un minuto del sepulcral silencio que ha sido presidido por las máximas autoridades españolas —encabezadas por el rey Felipe VI, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, el presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, la alcaldesa, Ada Colau, y todos los líderes políticos, españoles y catalanes—, los asistentes han irrumpido en un largo aplauso de varios minutos seguido del grito de “No tinc por!”, “¡No tengo miedo!”, coreado de forma unánime. Lágrimas, lágrimas y más lágrimas y emoción a flor de piel.
Los asistentes, la mayoría ciudadanos de Barcelona, pero también turistas, sobre todo, italianos, franceses, alemanes e ingleses, como los que el día anterior sufrieron el atentado barcelonés, han acudido a la céntrica plaza una hora antes en absoluto silencio por el lado sur, desde Portal de l’Àngel y la propia Rambla. Han tenido que hacer estoicas colas para que los agentes de seguridad registraran sus mochilas y bolsos. Las palomas, dueñas y señoras naturales de la plaza se han visto expulsadas y se han refugiado en los árboles que la rodean.
Para cientos de personas ha sido muy difícil, por no decir imposible, llegar a la plaza de Catalunya. Riadas de gentes bajaban por Paseo de Gràcia y Pau Claris para intentar llegar. No lo han conseguido por el cordón de seguridad que imposibilitaba el acceso. Ha sido un minuto que casi duró 10 porque la gente, arracimada en los laterales del paseo y en los lados de la Ronda de Sant Pere no se movía y se sumaba al aplauso cuando el rumor de las palmas le llegaba. Silencio y más gritos de “No tinc por!”.
Cargados con sus móviles, todo el mundo quería inmortalizar el momento. Los primeros aplausos los ha arrancado un grupo de 20 personas que llegaron a la plaza portando rosas rojas. Como una ola, los aplausos se han extendido por toda la plaza. Los asistentes, sin consignas, sin apenas banderas: apenas una estelada y una senyera con crespón negro. Cuando una señora, subida en uno de los bancos, ha ondeado un banderín con la bandera española el grupo de personas a su lado le ha gritado “¡No hay banderas, no hay banderas!”. Cuando la ha guardado todo el mundo la ha aplaudido. Al final, solo la pena y una evidencia: “podíamos haber sido cualquiera”.Fte. ElPaís