FINALIZA UN AÑO FATÍDICO PARA EL GÉNERO MUSICAL
Empezábamos el año con la noticia de la muerte de David Bowie, que apenas dos días antes había publicado su último álbum, Blackstar
El británico George Michael fue el último músico que nos dejó este 2016, un año que será recordado por el adiós de muchos músicos y cantantes que han fallecido en los últimos meses. La propia Madonna escribió ayer esta reflexión en su cuenta de Twitter: “¡Adiós mi amigo! Otro gran artista nos abandona. ¿Puede 2016 irse al carajo YA?”.
Empezábamos el año con la noticia de la muerte de David Bowie, que apenas dos días antes había publicado su último álbum, Blackstar. La desaparición de Bowie, que fue una constante fuente de innovación, sorprendió a sus fans, que le rindieron múltiples homenajes en diferentes ciudades del mundo. El cantante ocultó hasta prácticamente el último día su lucha contra el cáncer.
Pocos días después fue Glenn Frey, guitarrista y cofundador de The Eagles, el que nos dejó, a los 67 años, a consecuencia de una artritis reumatoide, agravada por una neumonía. Su grupo fue uno de los más exitosos de la historia de Estados Unidos gracias a temas como Hotel California.
También en enero, el 28, fallecía Paul Kantner, cofundador de Jefferson Airplane, banda pionera en rock psicodélico. El músico falleció a consecuencia de un fallo multiorgánico tras sufrir un ataque al corazón.
Maurice White padecía Parkinson y falleció el 4 de febrero a los 74 años. Fundador de Earth, Wind & Fire, creó algunas de las canciones funk más importantes de la historia, como Let’s Groove o Boogie Wonderland. El grupo formado por músicos negros fue uno de los precursores en romper los tabúes raciales en la música pop: sedujo a blancos sin perder el entusiasmo de los afroestadounidenses.
En marzo moría, a los 90 años, el productor George Martin, considerado el quinto Beatle por su decisiva influencia en el sonido del cuarteto de Liverpool.
La tragedia también se cebó con la banda Emerson, Lake & Palmer: murieron tanto Keith Emerson como Greg Lake. El primero se suicidó en su casa de Los Angeles el 11 de marzo, mientras que Lake falleció el 7 de diciembre a los 69 años como consecuencia de un cáncer.
Una de las muertes que más conmocionó el panorama musical mundial fue la de Prince, ícono pop que falleció el 21 de abril, a los 57 años, en su casa de Minnesota, a consecuencia de una sobredosis accidental de potentes analgésicos. Su pérdida dejó huérfanas a muchas generaciones que conectaban con su forma transgresora de entender la vida. Canciones como Purple Rain, por poner un ejemplo reconocible, marcaron un antes y un después.
La música latina también perdió una de sus grandes referentes con la muerte de Juan Gabriel, que murió a los 66 años en la ciudad californiana de Santa Mónica, luego de un infarto. El “Divo de Juárez” fue uno de los compositores más importantes para México y su cultura popular, después de cuatro décadas de un dilatadísimo legado musical.
El 7 de noviembre falleció el músico y poeta Leonard Cohen a los 82 años. Su espiritualidad y canto al amor también marcó a generaciones enteras, para las que su muerte representó un duro golpe. Su familia anunció su desaparición después de enterrar al artista en su ciudad natal de Montreal. Al igual que Bowie, Cohen publicó su último y esperado álbum, You Want It Darker, semanas antes de morir.
La lista no termina ahí: este año también murieron la funkie Sharon Jones; Rick Parfitt, guitarrista de Status Quo; el carismático pianista Leon Russell; el guitarrista Scotty Moore; el cantante de soul Billy Paul; y Frank Sinatra Jr., hijo de Sinatra. Fte cLarín. La Vanguardia. Especial para Clarín