MASSA LIDER DEL FR SE REUNIÓ CON EL PRESIDENTE DE LA CÁMARA Y ACEPTÓ A REDISCUTIR EL PROYECTO
En conferencia de prensa, el presidente del bloque del FPV, Héctor Recalde, clarificó la posición de su espacio. «Vamos a seguir apoyando el proyecto tratado en Diputados y aprobado con 140 votos»
La mera apertura de la negociación por la reforma de Ganancias quebró ayer la posición unificada que había tenido la oposición en Diputados. Mientras que el massismo se mostró dispuesto a rediscutir el proyecto con el Gobierno, el kirchnerismo denunció «aprietes» a los gobernadores e insistió en que se sancione el texto salido de la Cámara baja.
La predisposición al diálogo del Frente Renovador se plasmó en una reunión que el propio Sergio Massa mantuvo anteanoche con el presidente de Diputados, Emilio Monzó, y el jefe del bloque de Pro, Nicolás Massot. Se hizo en el Club Pacheco, de Tigre, después de que se conoció la postergación del tratamiento de la reforma en el Senado. Rogelio Frigerio, el ministro del Interior, estuvo al tanto de las conversaciones. Las reuniones entre Massa, Monzó y Massot fueron habituales durante el año, pero la de anteanoche fue la primera después de que Mauricio Macri tildara de «impostor» al jefe del Frente Renovador. También fue una reacción del oficialismo ante la carta pública que Massa le envió al Presidente, en la que le reclamó que convocara a la unidad nacional. Por ahora, no hay avances concretos. En el momento del encuentro, ni siquiera se conocía la convocatoria que el Gobierno hizo para el lunes a los jefes de los bloques parlamentarios. Fue un primer acercamiento, para testear el estado de ánimo de Massa después de la ofensiva del Presidente. El ex intendente de Tigre dio señales de distención. Primero, porque los recibió. Segundo, porque se mostró abierto a participar en las conversaciones, una de las condiciones que puso Miguel Pichetto, jefe de los senadores del Frente para la Victoria (FPV), para aceptar posponer el debate de la reforma. Para marcar la cancha de entrada, Massa fijó cuatro prioridades. No quiere que el Gobierno altere el mínimo no imponible establecido por el proyecto votado en Diputados, de $ 44.000 brutos para los solteros y de $ 33.500 brutos para los casados. Tampoco aceptaría que se eliminen las horas extra de las nuevas deducciones ni que se modere la duplicación de los topes de facturación para los monotributistas. La última condición fue que se mantenga el piso de $ 60.000 brutos para los jubilados. En conferencia de prensa, el presidente del bloque del FPV, Héctor Recalde, clarificó la posición de su espacio. «Vamos a seguir apoyando el proyecto tratado en Diputados y aprobado con 140 votos», dijo, y recordó que, en busca de la unidad con el resto de la oposición, su bancada había dejado de lado las propuestas para reponer las retenciones a las exportaciones de soja y para gravar con el impuesto a todos los jueces y no sólo a los nuevos, como finalmente se acordó. Áxel Kicillof, que junto con el massista Marco Lavagna estuvieron a cargo de la redacción del proyecto, denunció que el Gobierno miente en las cifras del supuesto impacto fiscal de la iniciativa y sostuvo que el debate se frenó en el Senado por las presiones públicas hacia los gobernadores. «Han dicho que la recaudación de todo este año en Ganancias es $ 100.000 millones y ahora dicen que el proyecto nuestro en 2017 tendrá $ 130.000 millones de gasto. Sería como no cobrarle a nadie. Es una mentira alevosa», señaló. El diputado afirmó que la resistencia de la mayoría de los gobernadores a la reforma no tenía que ver con el contenido del proyecto, sino con la amenaza que hizo el Gobierno de retaceo de fondos.