viernes 22 de noviembre de 2024 00:11:22

El 9 de Julio de 1816 el diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida preguntó: «¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?». Todos los diputados contestaron afirmativamente. Ese día rompimos formalmente el vínculo colonial que nos unía a España y ese día empezamos a escribir una historia de libertad y soberanía.

Hoy se cumplen 200 años de esa valiosa declaración y esa llama que inspiró a esos hombres a afirmar la independencia, vuelve a arder en cada argentino.  Cabe preguntarse por qué la Declaración de la Independencia sobrevino 6 años después del histórico Cabildo Abierto que dio inicio a la Revolución de Mayo de 1810. Cierto es que desde la formación del primer gobierno patrio, se había desatado una larga guerra contra los ejércitos realistas y nadie se atrevía a vaticinar de forma explícita como terminaría. Además de los conflictos externos, en el ex virreinato del Rio de la Plata afloraban discrepancias sobre la organización política y ello constituiría un gran obstáculo para la conformación de una nación. Aun así, sin consensos definidos y con grandes turbulencias, el proceso independentista avanzaba. El Congreso fue convocado  en 1815 cuando la Santa Alianza promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Tucumán vs. Buenos Aires

La Ciudad de Tucumán fue la elegida como sede del Congreso, ya que las provincias del interior expresaban un creciente malestar frente a la conducción de Buenos Aires por sus claras intensiones centralistas.  Desde la supresión de la Junta Grande  en 1811 hasta el Directorio de Alvear, la ciudad porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo las tendencias confederales de la mayoría de los demás pueblos. En virtud de este malestar y para apaciguar el descontento de las provincias, el director interino Ignacio Álvarez Thomas designó a Tucumán como la elegida para la reunión del Congreso.

En la invitación estuvieron incluidas algunas regiones del Alto Perú, por entonces en manos realistas, pero se excluyeron Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y la Banda Oriental, por diferencias políticas. Entre los congresistas, predominaba el sentimiento antiporteño. Pero la provincia tenía sus fervientes defensores en las personas de Juan José Paso, Antonio Sáenz, José Darregueyra, Fray Cayetano José Rodríguez,  Pedro Medrano, entre otros.

Las sesiones comenzaron el 24 de marzo de 1816. Tras varios meses de sesiones el 9 de julio de 1816 los diputados Esteban Agustín Gazcón, Teodoro Sánchez de Bustamante y José Mariano Serrano presentaron un temario de tareas conocido como “Plan de materias de primera y preferente atención para las discusiones y deliberación del Soberano Congreso.” Algunos de los puntos fundamentales del Plan eran: Comunicarse con todas las provincias para insistir en la necesidad de unión y así enfrentar al enemigo externo; declarar la Independencia; discutir la forma de gobierno más conveniente para las Provincias Unidas; elaborar un proyecto de Constitución.

            El mismo día en que se aprobó el temario, se resolvió considerar como primer punto el tema de la libertad e independencia de las Provincias Unidas. Los diputados no tardaron en ponerse de pie y aclamar la Independencia de las Provincias Unidas de la América del Sud y así comenzaba un nuevo capítulo de nuestra historia.

Las cosas nunca fueron fáciles para los revolucionarios de ayer, ni para los argentinos de hoy. La Independencia no fue sólo una lucha, ni una consagración del pasado. Ayer y hoy se unen en 200 años de historia y soberanía, porque la independencia se construye todos los días al vivir en libertad.

 

Prof. Noelia Soledad Leiva