EN IDEA LOS EMPRESARIOS DICEN QUE EL MODELO ESTA AGOTADO
Scioli volvió a ser Scioli: «Con algunas cosas coincido y con otras no, pero eso es la democracia», expresó al dejar formalmente inaugurada la edición número 50 del Coloquio
La recesión los pone locuaces. Pueden haber influido también otros factores, como el aire de mar, el champagne y las gambas al ajillo del lobby del hotel, la temperatura veraniega o, mucho más gravitante, la certeza de que el Gobierno finalmente se va. Eso alcanzó para que el Coloquio de IDEA, que empezó anoche en esta ciudad, tuviera a muchos empresarios expresándose sin inhibiciones ni ambigüedades. Y el diagnóstico fue pesimista: para la mayor parte de ellos, la próxima administración deberá cambiar drásticamente la política económica.
Había que escucharlos explayarse. Acaso el más contundente haya sido Miguel Blanco, titular de IDEA, que eligió ser muy crítico a pesar de tener adelante al único kirchnerista en este foro, casi de asistencia perfecta en estos años: Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, que vino a la apertura. Blanco lo resumió en un latigazo: «En los momentos en que en la Argentina el modelo está en discusión, se necesitan más la presencia y participación de los empresarios. La Argentina necesita reinsertarse en el mundo, inserción que hemos perdido a partir de actitudes soberbias».
«El modelo está agotado», evaluó a su turno Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina.
Representante de uno de los sectores más afectados por las restricciones externas, Pérez Santisteban fue terminante: «Hace diez años el país salió del mercado de crédito y entonces esto funcionó durante un tiempo, con la absoluta excepcionalidad de los precios de las commodities del agro y la minería. Entonces, la estructura física y social se financió con la presión impositiva y el gasto público más altos de la historia y el saldo de la balanza comercial».
En realidad, pese a la desinhibición generalizada, el verdadero termómetro volvieron a ser las evaluaciones de quienes todavía optan por el off the record.
Tal vez el asado que Jorge Estrada Mora, líder de Jempsa, la firma que produjo la película Metegol, organiza aquí para un reducido grupo de invitados para mañana en su estancia resulte una buena caja de resonancia. Habrá que sondear esa infaltable sobremesa de los coloquios marplatenses.
Pero ya el lobby de Sheraton fue un buen anticipo de los reclamos que ofrecerá este foro de ejecutivos durante algo más de dos jornadas. Algunos de ellos, como Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Auto, aprovecharon en realidad para insistir sobre conceptos que vienen planteando casi desde el inicio del kirchnerismo.
No deja de ser curioso: el directivo de la Unión Industrial Argentina es probablemente el único empresario argentino que ha elogiado en voz alta al ministro de Economía, Axel Kicillof, a quien le augura una parábola de aprendizaje similar a la de Alan García en Perú: un hombre que aprendió al cabo de una década.
Aunque sus argumentos de anoche hubieran estado muy lejos de ser una apología del profesor Kicillof: «El modelo está on fire por la inflación -dijo Rattazzi-. Una inflación superior al 6 por ciento es preocupante en cualquier parte del mundo. Fíjese que Brasil está inquieto por orillar el 7 por ciento. Excepto nosotros, Venezuela, Sudán y alguna otra nación, el mundo tiene subas de precios inferiores. Hay que encauzar el sistema económico para que se pueda entender lo que está pasando».
A su turno, durante la comida, después de escuchar el discurso de Miguel Blanco, el líder de IDEA, Scioli volvió a ser Scioli: «Con algunas cosas coincido y con otras no, pero eso es la democracia», expresó al dejar formalmente inaugurada la edición número 50 del Coloquio.
El trazado de semejante cuadro de situación lleva desde hace tiempo a la mayoría de los hombres de negocios a una conclusión paradójica: creen que un acuerdo con los holdouts a partir de enero será inevitable. «Por amor o por espanto, esto se arregla -se envalentonó Pérez Santisteban-. Perdimos seis meses inútilmente en una gesta política.»
Ese convencimiento casi general excluía ayer, curiosamente, a quienes deberían estar más informados al respecto: los banqueros. Por ahí andaban, cautos y silenciosos, deambulando por el lobby del Sheraton, referentes de la banca como Claudio Cesario (presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina, la cámara de las entidades extranjeras), Enrique Cristofani (Santander) y Gabriel Martino (HSBC).
«Yo no estaría tan seguro, porque políticamente le ha dado réditos al Gobierno no acordar», evaluaron en una de esas entidades financieras.
Entre los petroleros las cosas tampoco parecían tan claras, aunque tampoco rebosaban de entusiasmo con el panorama económico general.
«El gobierno que venga, del signo que fuere, va a tener que salir a captar inversiones», dijo Carlos Grimaldi, dueño de la argentina Medanito. Guillermo Noriega, flamante presidente de la compañía de servicios petroleros Patagonia Shale Services, prefirió en cambio ilusionarse con el potencial que le ve a esa industria. «En general, lo único que está mejorando son las inversiones en el sector petrolero para recursos no convencionales.» Se refería indirectamente a Vaca Muerta, el yacimiento neuquino que concentra todas las miradas hoy en el planeta petrolero.