HABRIA DIVORCIO SINDICAL ENTRE MOYANO Y BARRIONUEVO
El divorcio sindical se escenificará esta tarde en el salón Felipe Vallese de la CGT. Barrionuevo y su tropa de gremios de la central Azul y Blanca no asistirán al plenario de regionales que habían convocado hace tres semanas junto con el jefe camionero y el ferroviario Omar Maturano
Con diferencias en la estrategia sobre cómo continuar con la hoja de ruta de protestas, los máximos referentes del sindicalismo opositor no acordaron esta vez una postura común luego de las acusaciones de Cristina Kirchner de querer orquestar «un estallido social» en la víspera del fin de año.
El divorcio sindical se escenificará esta tarde en el salón Felipe Vallese de la CGT. Barrionuevo y su tropa de gremios de la central Azul y Blanca no asistirán al plenario de regionales que habían convocado hace tres semanas junto con el jefe camionero y el ferroviario Omar Maturano.
«No tiene sentido que hagamos venir a los dirigentes del interior si no vamos a decidir una medida de fuerza. Si no hay acción de lucha, ¿a qué vamos a ir?», dijo ayer Barrionuevo. Su voz cargaba un tono de derrota. Sin embargo, no se animó aún a dar por muerta la alianza: «Igual voy a hablar con el Negro», como llama él a Moyano.
Hasta anoche, en el moyanismo no se percataban del desaire de Barrionuevo a su jefe. «A nosotros nos dijo que venían los de la Azul y Blanca. El plenario seguirá con la tónica de lo que fue en enero la cumbre de Mar del Plata», reparó un dirigente que tendió puentes para que los dos popes unifiquen sus fuerzas para concretar el primer paro nacional contra el kirchnerismo, el 20 de noviembre de 2012.
Pero lo cierto es que desde entonces la alianza estuvo guiada por la desconfianza y la fragilidad de los acuerdos. Moyano y Barrionuevo mantuvieron siempre posturas disímiles sobre la hoja de ruta del plan de lucha posparo. Sucedió lo mismo después de las tres huelgas que activaron en tándem. Y las diferencias también alcanzaron a los aliados circunstanciales, como lo fueron los gremios del transporte público de pasajeros o la CTA Autónoma, que lidera Pablo Micheli.
Durante el mismo día del último paro, el 28 de agosto pasado, se advirtieron grietas que anticipaban el quiebre. Si hubiera sido por Barrionuevo o por Micheli, debían haber convocado ya a otra medida de fuerza o a una gran movilización de protesta. Lo manifestaron cuando todavía no había caído la noche de la jornada de huelga. Moyano, en cambio, siempre fue más cauto. Tal vez por la falta de apoyo de los colectiveros de UTA en su última batalla, lo que le disminuyó la potencia y el alcance del paro si se lo compara con el segundo, el del 10 de abril.
El vínculo se terminó de empantanar cuando ambos dirigentes quedaron envueltos en un escándalo con el kirchnerismo a partir del apocalíptico pronóstico que hizo hace unas semanas Barrionuevo, que insinuó que «en diciembre el país vuela por los aires» por la elevada inflación.
Las sospechas sobre desbordes en las calles fueron expresadas por Cristina y reproducidas por parte de su gabinete. La Presidenta nunca hizo nombres propios, pero las alusiones se interpretaron como dirigidas a la cúpula del sindicalismo opositor.
PERFIL BAJO
A partir de las acusaciones oficiales, Moyano adoptó un perfil más moderado y dubitativo. Entre sus colaboradores más íntimos dijo que teme convocar a una protesta y que entre la multitud se engendre el caos y quedar como uno de los responsables de la violencia. Además, sospecha que el propio Gobierno, mediante infiltrados, pueda avivar cualquier foco de conflicto. Hay otra versión, aunque volcada por algunos de sus rivales sindicales. Dicen que Moyano prefiere medir cuidadosamente sus próximos pasos porque sigue con preocupación cualquier movimiento de las causas judiciales que los involucran a él y a su familia.
De esta manera, Moyano reunirá hoy exclusivamente a su tropa. No lo acompañarán, como hasta hace muy poco, Barrionuevo ni Micheli, y tampoco Maturano y el colectivero Roberto Fernández. Seguramente, el jefe camionero declarará a su CGT en «estado de alerta y movilización» y advertirá sobre la caída del empleo, la escalada inflacionaria y los desequilibrios de la economía doméstica.
Moyano mantendrá así el suspenso de su plan de lucha hasta cuando perciba que es realmente el momento de volver a poner la guardia en alto. Mientras tanto, y ante las dudas de la CGT, la central de Micheli volverá mañana a protestar en las calles. Lo hará junto con los estatales de ATE y la Federación de Profesionales de la Salud en rechazo al proyecto oficial sobre el presupuesto 2015 y en reclamo de reapertura de las paritarias en el sector público.Fte.lanación