Desde el año 2004 el gasto público se multiplico por once
En 2004, el Gobierno subestimó deliberadamente su proyección en lo que atañía a gastos y recursos. Como resultado, logró un superávit mucho más elevado de lo proyectado y dispuso la utilización del excedente sin consultar con el Congreso sobre la base de los «superpoderes presupuestarios».
Al término de 2004, el gasto público fue de $64.200 millones, mientras que el superávit se ubicó en $8813.6 millones, cifra con la que se superaron ampliamente las previsiones para aquel momento, en torno de los $2.300 millones.
Para 2013, en tanto, el gasto público había aumentado a $751.000 millones y el año cerró con un déficit financiero de $85.000 millones, en contraste con las estimaciones de la ley de presupuesto, que adelantaba un superávit de 587 millones. Los subsidios a la energía fueron uno de los motivos de los resultados deficitarios.
En 2004, la incidencia del gasto público en el PBI era de 14,3%; el año pasado, fue de 22,4 por ciento, según destaca hoy el diario La Nación. La comparación surge de los informes de Cuenta de Inversión que presenta anualmente la Contaduría General de la Nación y que dan cuenta de cómo se ejecutó el presupuesto.
Según señala el matutino, en 2004, el Gobierno subestimó deliberadamente su proyección en lo que atañía a gastos y recursos. Como resultado, logró un superávit mucho más elevado de lo proyectado y dispuso la utilización del excedente sin consultar con el Congreso sobre la base de los «superpoderes presupuestarios».
En 2013, el panorama fue diferente. El Gobierno anticipó un escenario superavitario (de $587 millones) y terminó finalizando el año con déficit de $85.000 millones, debido a que el nivel de gastos se incrementó a un ritmo más acelerado que lo que ingresaba.
Para el economista Carlos Melconian el gasto público debe ser encarado desde dos puntos de vista: «desde su financiamiento y el tipo de gasto». El especialista señala que «entre el total de gastos e ingresos hay una brecha de cinco puntos del PBI que el Gobierno financia con reservas del Banco Central y con mayor emisión monetaria». El resultado, remarca, es que «está arruinando el balance del BCRA y genera una inflación creciente».
El diputado de Unidad Popular Claudio Lozano opinó que «el porcentaje del gasto público no es, de por sí, ni malo ni bueno, sino que lo importante es la calidad de ese gasto». En ese sentido, apuntó que en la Argentina, los subsidios representan una parte importante del gasto público, pero «están dirigidos a aquellos sectores de mayor capacidad económica».
El gasto público de 2013
La finalidad «Servicios económicos» en el presupuesto aumentó $75.000 millones, o 73%, respecto de la cifra original. Los «Servicios sociales», en cambio, registraron un incremento de 16%, aun cuando representa casi el 60% del gasto. En tanto, «Defensa y seguridad» tuvo un aumento de 23,5%, mientras que «Administración gubernamental», subió 24,1 por ciento.
Los montos de los subsidios, una de las prioridades del Gobierno, también se incrementaron, respecto de los originales. El destinado a energía eléctrica encabezó los aumentos al pasar de una asignación original de $18.000 millones a superar los $38.000 millones. Los subsidios a los transportes automotores crecieron de $12.000 millones a $16.400 millones, mientras que aquellos destinados a Aerolíneas pasaron de $3.100 millones a $3.300 millones.
Un rubro que registró una marcada variación respecto del original fue el de «Prensa y difusión de actos de gobierno», que aumentó a $1387 millones respecto de los $753 millonesoriginalmente dispuestos para esa partida.
Según se detalló en la cuenta de inversión, durante el año pasado se produjeron 432 spots publicitarios sobre la gestión de gobierno, al tiempo que se llevaron a cabo «16 campañas de bien público, 374 campañas institucionales de gestión y 1638 licitaciones públicas, y emisión de un total de 36.000 órdenes de publicidad a los distintos medios de comunicación». Fútbol para todos pasó de $1.200 millones a $1.400 millones.
No obstante, también hubo partidas que se redujeron. «Más escuelas, mejor educación», englobado en «Servicios sociales», sufrió un recorte de $133 millones, mientras que el programa «Mejoramiento de la calidad educativa» pasó de $132 millones a 89 millones.
Similares reducciones tuvieron «Atención primaria de la salud», a la que se le retiró la mitad del presupuesto original y quedó en $53 millones, y «Detección y tratamiento de enfermedades crónicas».
Los programas de «Seguridad alimentaria» e «Ingreso social con trabajo», dentro de Desarrollo Social, también tuvieron quitas en sus presupuestos originales asignados, con recortes de $343 millones y $487 millones, respectivamente.