POLITICA: El problema de la inseguridad en todo el país tiene diferentes causas y motivos
Foto de archivo de internet. Artículo producido por el Abogado Penalista Dr. Hugo López Carribero. Recientemente se produjeron sendos asesinatos de efectivos policiales en
el área metropolitana. La Capital Federal y el Conurbano Bonaerense, han
sido los escenarios de los hechos delictivos más temidos, la muerte de los
servidores públicos, los mismos que se encuentran obligados a vivir en los
mismos barrios donde habitan los delincuentes.
Los malvivientes, en todos lo casos, han tomado la decisión de matar a los
policías, precisamente por ser efectivos del orden.
Esta situación constituye un agravante en el delito de homicidio, que
establece el artículo 80 del Código penal.
En tal sentido, la norma jurídica impone la pena de prisión perpetua a
quien matare a un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales
o penitenciarias, por su función, cargo o condición.
Es este caso, la ley no admite morigeración alguna de la pena, ni
atenuantes legislativos.
Es la misma sanción punitiva del que mata con ensañamiento, con alevosía,
a través del concurso premeditado de dos o más personas, con veneno, o
quien mata para ocultar otro delito.
La ley 25.601 vio a sancionar gravemente, con la pena mayor, a quines
mataren a los efectivos policiales. Fue sancionada el 23 de mayo de 2002,
en atención los graves hechos delictivos, los mismos que aún hoy, luego de
11 años, lejos de haber mermados han incrementado su número y su
virulencia.
El espíritu de la ley, en nada ha influido en el temperamento de los
delincuentes, que ven el homicidio de un policía un acto de justicia
social, y la salvación para un reconocimiento carcelario placentero. Son
los mismos delincuentes que resultan destinatarios de halagos y aplausos
en las unidades carcelarias, por haber matado a un policía.
Cierto es que, desde la institución policial, además del funeral de honor,
poco se hace al respecto. Hay poco reconocimiento a la memoria del muerto,
y poca es la asistencia a los familiares.
El problema de la inseguridad, en todo el país, tiene diferentes causas y
motivos. Todas las hipótesis son atendibles, en especial aquellas que
vienen de parte de los ciudadanos de a pie. Sin perjuicio de ello,
entendemos la necesidad de hacer mucho énfasis en las características
mentales de los delincuentes. Las cárceles están y estarán siempre llenas
de psicópatas, que como característica distintiva no pueden experimentar
ningún sentimiento de culpa por el delito que han cometido. No obstante
saben perfectamente, y reconocen, internamente, el crimen que realizaron.
En este marco es apropiado y pertinente esperar que la administración de
justicia actúe de severidad. Es mentira que la clase media busca balas y
bastones, pero necesita el cuidado ciudadano más adecuando. La ley es
estudio viene hace una aproximación a la problemática. Tan sólo una
posibilidad de sacar de circulación a peligrosos delincuentes, que de por
sí no es poco, en fin.
Sin perjuicio de ello, es necesario observar bien de cerca los procesos
judiciales donde se juzgan a delincuentes que se encuentran acusados de
matar a policías, pero más atento hay que estar en los casos en que los
delincuentes ya han sido juzgados, y con sentencia firme, toda vez que los
mismos siempre se encuentran pendientes de la expectativa de obtener algún
beneficio.
Hace pocos días, el sargento Félix Galarce (27) fue asesinado de un balazo
en el pecho cuando intentó identificar a dos delincuentes que se
movilizaban en una moto en la localidad bonaerense de Villa Bosch. Más
recientemente, el teniente primero Ramón Isabelino Díaz (48) fue
asesinado de tres balazos tras tirotearse con dos delincuentes, uno de los
cuales resultó gravemente herido, luego de que lo asaltaron en el partido
bonaerense de La Matanza.
Seguidamente, el capitán del Grupo Halcón Omar Flores (50) fue asesinado
cuando se tiroteó con al menos tres delincuentes que querían robarle el
auto en la puerta de su casa, en la localidad bonaerense de San Justo.
El capitán Néstor Andrés Rodríguez (53), de la División Canes de La
Matanza, murió en el hospital Paroissien, tras agonizar seis días desde
que fue baleado durante un tiroteo con delincuentes que asaltaban una
pizzería de la localidad bonaerense de Ciudad Evita; y el subteniente
Fernando Matías Torres (30) fue asesinado de un balazo en el pecho al
tirotearse con delincuentes, uno de los cuales fue herido en un brazo y
detenido, que estaban asaltando una carnicería en el partido de Morón.
Para mayor ilustración hace diez días mataron de dos disparos, a la
sargento Karen Krog, de 23 años, cuando quiso controlar a un joven en
medio de un ataque de furia. Pero sólo 21 horas después asesinaron a la
teniente Alicia González para robarle la camioneta. Falta que nos digan
otra vez: “Y bueno, así es la vida”.