BRASIL: Miles y miles de indignados se lanzaron a las calles para exigir servicios públicos de calidad y denunciar los gastos del Mundial de fútbo
M iles y miles de brasileños se volcaron a las calles de unas 100 ciudades del país para exigir servicios públicos de calidad y denunciar los gastos del Mundial de fútbol, pese a una ola generalizada de rebajas del precio del transporte.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a su vez, canceló el viaje que tenía previsto la semana próxima a Japón debido a la convulsión social que vive el país.
En Salvador de Bahia, la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra manifestantes concentrados a 2 km del estadio donde jugarán a las 19h00 (22h00 GMT) Nigeria y Uruguay por la Copa Confederaciones, que les tiran piedras para intentar traspasar una barrera para aproximarse más al recinto, según periodistas de la AFP en el lugar.
Al menos un manifestante fue herido por bala de goma, y también hay un policía herido.
En Salvador de Bahia, la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra manifestantes concentrados a 2 km del estadio donde jugarán a las 19h00 (22h00 GMT) Nigeria y Uruguay por la Copa Confederaciones, que les tiran piedras para intentar traspasar una barrera para aproximarse más al recinto, según periodistas de la AFP en el lugar.
Al menos un manifestante fue herido por bala de goma, y también hay un policía herido.
En Salvador de Bahia, la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra manifestantes
Miles de personas gritaban «íEl gigante despertó!» y coreaban consignas contra la presidenta Dilma Rousseff, contra la homofobia y el racismo.
Miles más se concentraron en la Iglesia de la Candelaria, en el centro de Rio de Janeiro, con el plan de marchar hacia el estadio Maracaná, donde se enfrentan España y Tahití.
«¿Hay mucha gente en el Maracaná? Imagina en la fila de la emergencia de un hospital público?», se lee en una pancarta.
La policía está impidiendo a usuarios del metro descender en las estaciones cercanas al Maracaná para evitar que se concentren allí manifestantes, según el diario O Globo, y sólo dejan pasar a los que exhiben entradas para el partido.
En Recife, otra sede de la Copa Confederaciones, un ensayo general para el Mundial del año próximo, más de 50.000 personas ganaron las calles, según la policía. A medida que la multitud avanza pacíficamente por el centro de la ciudad, la gente les lanza papeles blancos desde lo alto de los edificios.
Gigantescas marchas están convocadas en unas 100 ciudades y nada presagia el fin de este movimiento apolítico, que carece de liderazgos identificados.
Pero este jueves, algunos sindicatos, organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos -incluido el gobernante Partido de los Trabajadores (izquierda)- declararon su intención de participar en las marchas, portando sus banderas.