POLITICA: La presidenta Cristina Fernández adelantó que concurrirá a Roma a la asunción de Francisco
La noticia de la designación del exarzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio sorprendió en la Casa Rosada. La reacción se podría definir como la de sentimientos encontrados. Por un lado, alegría por el hecho que un argentino haya sido designado Sumo Pontífice y por otro, no dejaron de recordar la mala relación que el gobierno kirchnerista tuvo con Bergoglio. Es que, el cardenal mantuvo una actitud crítica frente a iniciativas que, para el Gobierno, son símbolos de su gestión: el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. «Ahora están todos contentos pero no se acuerdan cuando Bergoglio califico el matrimonio igualitario como «como parte de un plan del diablo», mascullaban en los pasillos oficiales.
En el momento que en el Congreso se discutía el proyecto de Ley de Matrimonio Igualitario, el entonces cardenal en una carta señaló: «No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios.
De hecho, la presidente Cristina de Kirchner, un rato antes de conocerse el nombramiento, se mostraba muy activa en su tweet cuestionando que los medios no hubieran difundido las obras anunciadas el martes en un acto que hubo en el Salón de las Mujeres del Bicentenario.
Una muestra que la noticia no despertó mucho entusiasmo fue que la misiva de la presidente se conoció una hora después de conocida la designación. Además, su texto no deja de ser muy formal e incluso algunos podrían considerar bastante frío.
En ningún momento expresa alegría o emoción, solo se limita a «expresarle mis felicitaciones» luego le desearle una tarea fructífera concluye su breve esquela saludándolo con la formula de rigor: «le hago llegar a su Santidad, mi consideración y respeto», concluye.
Mas tarde durante un acto en Tecnópolìs, la jefa de Estado le envió un mensaje más extenso. Calificó el día como «histórico porque va haber un Papa que pertenece a Latinoamérica y que le deseamos de corazón a Francisco I que pueda lograr mayor grado de confraternidad entre los pueblos, entre las religiones».
Luego hizo referencia a la elección del nombre: «Que creo que es por Francisco de Asís, la opción de los pobres sea realmente la opción que puedan hacer las altas jerarquías para que finalmente podamos volver a reencontrarnos en toda la humanidad, en igualdad de condiciones».
Esta referencia le dio pie para señalar que su Gobierno siempre «estuvo optando por los que menos tienen y eso es lo que muchos no nos han perdonado». Manifestó su anhelo de que este Papa lleve el mensaje a las grandes potencias del mundo para «que dialoguen, porque queremos que el dialogo que tanto pregonan en todas partes lo hagan efectivo».
Le pidió «que pueda convencer a los poderosos del mundo, a los que tienen armamento, a esos que tienen poder financiero que finalmente dirijan una mirada hacia sus propias sociedades, hacia los pueblos emergentes».
Finalmente abogó por la paz mundial dijo, «quiero que se resuelva por los caminos diplomáticos»mensaje que reitera siempre en relación a las Malvinas. Cerró su discurso diciendo: «Le pedimos a Dios que lo ayuda para que también las causas justas algunas vez triunfe en esta bendita tierra».
En la carta, la jefa de Estado, no hizo ninguna referencia a que el nuevo Jefe de la Iglesia Católica es argentino o latinoamericano. Referencia que sí menciona la Unión Industrial Argentina en su comunicado: «celebra con alegría y emoción la elección del Cardenal Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica» y concluye afirmando su convencimiento que su pontificado será un aporte fundamental… también para la integración de todos los latinoamericanos», reza el mensaje.
Más allá de que al gobierno el nuevo Papa pueda no caerle tan simpático ya el secretario de Comunicación Pública y vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, confirmó que Cristina «va a ir a la asunción, que no les quepa ninguna duda».
En principio, si bien no se confirmó oficialmente, se estima que partirá rumbo a Roma el domingo por la tarde para participar el martes en la misa de asunción.
Otro de los temas que contribuye a empañar la alegría de que un argentino sea Papa, dicen, que«Bergoglio es amigo de Gabriela Michetti» y, en los pasillos de la Rosada, deslizan que el cardenal ahora Sumo Pontífice simpatiza políticamente con el macrismo.
Bergoglio en sus homilías solía criticar la pobreza. Advirtió, en más de una ocasión que en Argentina existe un «acostumbramiento» en la sociedad ante la miseria, la violencia y la pobreza.
Estos cuestionamientos pegan al corazón del kirchnerismo que claman que tanto la gestión de Néstor como la de Cristina son los que más han hecho para mejorar la igualdad y la inclusión social. Por eso, deslizan que Bergoglio cuando hacía esas críticas en realidad respondían también a su simpatía política hacia el macrismo.
Otra de las razones por las cuales no ha provocado mucha alegría su designación es la vinculación que tuvo el prelado con la dictadura militar. «Era imposible que los Kirchner se llevaran bien con Bergoglio, eran muy diferentes», justifican. Para demostrar que esto era lógico y no es una visión sesgada muestran el artículo del diario El Mundo de España sobre el nuevo Papa Argentino: «Duro con los Kirchner, blando con la Dictadura».
Su estilo austero y humilde que lo llevaba a utilizar transporte público como asimismo olvidarse de su investidura para acercarse a los feligreses cuando una tragedia. Después de la masacre de Cromañon se lo vio recorriendo hospitales para estar al lado de los heridos y familiares de las víctimas, contrastando con el estilo K que ante las tragedias suele tomar distancia como lo hizo cuando lo ocurrido en Cromañon o, más recientemente, con la Tragedia de Once.
Otro argumento que se escuchó en los despachos oficiales, es que consideran a Bergoglio como un «conservador» y, afirman que, difícilmente introduzca cambios importantes. Se lo acusa de haberse ocupado de cuestionar al gobierno de los Kirchner que produjo una de las reformas sociales más grandes de la región.
Para los militantes de La Campora el problema no es la religión, es más afirman, «Cristina es una católica devota», sino lo que se critica es «la relación de la Iglesia con el Estado». Argumentan que cuando la reforma constitucional de 1994 se estableció la posibilidad de que un presidente pueda no ser católico, pero critican que no se avanzó en eliminar el artículo por el cual el gobierno «sostiene el culto católico apostólico romano».
Sostienen que desde la llegada de Néstor al gobierno se fue limitando el peso de la Iglesia Católica aunque se lamentan que aún no se haya avanzado con la ley de Aborto Libre, Seguro y Gratuito. También, que no se incentive más la utilización de anticonceptivos y que el Estado aún mantenga los numerosos subsidios a la Iglesia.
Finalmente, dicen, la relación con el nuevo Papa no será muy distinta a cómo fueron desde hace 10 años las relaciones del gobierno con el Vaticano.