sábado 23 de noviembre de 2024 08:28:34

ECONOMIA. La inflación se hace sentir y se nota en los delivery

1617834w960Los datos surgen de un relevamiento realizado en barrios típicos de clase media de la Ciudad de Buenos Aires, como Caballito, Almagro, Boedo y Flores.

Salir a comer afuera agranda el dolor de cabeza, ya que los precios se ubican un 10 por ciento por arriba de los de algunos delivery, constató NA.

Como ejemplo, una parrillada para dos personas que en marzo de 2012 costaba 145 pesos, cotiza a 180 en febrero, un 24,1 por ciento de ajuste.

Una pizza grande de muzzarella que en febrero de 2011 estaba a 35 pesos, ahora se consigue a 42, un 20 por ciento de suba.

Una milanesa con papas fritas o ensalada mixta, pasó de 34 a 42 pesos en locales y restaurantes de Caballito, un 23,5 por ciento más.

Una porción de ravioles al filetto que en 2012 estaba 29 pesos, se incrementó a 36, un 24 por ciento más.

Así, la mayoría de los incrementos rondaron el 25 por ciento, en línea con la inflación relevada por las principales consultoras del mercado, difundidas por el IPC Congreso.

Ese indicador, seguido de cerca por las empresas, arrojó una inflación del 2,58 por ciento para enero, dos veces y medio más que el 1,1 informado por el INDEC.

Igual, a pesar de la intervención, el organismo aceptó una mayor inflación en el primer mes del año, al informar un alza del 1,1 por ciento, la más alta desde febrero de 2010.

Siguiendo con el relevamiento realizado por NA, una docena de empanadas que en febrero de 2012 costaba 52 pesos, ahora cuesta 79, un 32 por ciento más.

Si se quiere comer sano, los precios igual perforan el bolsillo: una ensalada completa que en 2012 costaba 22 pesos, ahora sale 27.

En el caso del tradicional asado, una porción «con guarnición», que en 2012 costaba 52 pesos, ahora se debe pagar 69.

Ni siquiera las típicas tartas le escapan a la presión inflacionaria: en 2012 su precio era de 22 pesos, mientras que en 2013 cuestan 27.

Los comercios de delivery realizan paquetes de oferta para las familias, que permiten ahorrar unos pesos, pero los incrementos igual rondan el 25 por ciento promedio.

En los comercio justifican los aumentos en el incremento de costos por partes los proveedores, en lo alto que están los alquileres y en el reclamo de los gastronómicos, que pretenden un 30 por ciento de ajuste salarial.

En el gobierno podrán afirmar que la comida hecha es un consumo premium, con la misma lógica que usó Moreno cuando un periodista le hizo notar cómo había subido el queso port salut.

Premium o no, el alza en el rubro alimentos exprime los bolsillos de los argentinos igual y causa dolores de cabeza diario a la hora de tener de adquirir productos.Fte.eldia