POLITICA: Estaría decidido por sectores del oficialismo la idea de la reforma de la Constitución
Los sectores ultrakirchneristas de ambas cámaras legislativas tienen decidido instalar en el Congreso el debate sobre una nueva reforma constitucional y de la reelección indefinida una vez que concluya en el Parlamento, a mediados de noviembre, el debate sobre la unificación de los códigos Civil y Comercial.
La herramienta para avanzar en ese propósito sería un proyecto de ley del fallecido diputado Francisco de Durañona y Vedia (UceDé) que en 1993 buscó interpretar el artículo 30 de la Constitución, estableciendo que para declarar la necesidad de la reforma sólo hacía falta el voto de los dos tercios de los presentes, y no del total de los miembros de cada cámara.
Hasta la semana pasada, el objetivo se manejaba en la más estricta reserva y apenas si era reconocido en conversaciones fuera de micrófono por unos pocos legisladores. Sin embargo, el jueves último, el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, Marcelo Fuentes (Neuquén) , hizo públicos los deseos más profundos del kirchnerismo ortodoxo.
Al argumentar en favor de la estatización de la ex Ciccone, dijo que el Estado «es el único que hoy tiene capacidad para acumular capital, dirigir, planificar y coordinar la actividad con los privados». Y agregó: «Ese es el debate que nos debemos en una reforma de la Constitución. Ahora hay miedo de hablar de la reforma de la Constitución, entonces vamos a terminar hablando de la reforma del Código Civil».
La misma teoría de Fuentes -uno de los senadores que Carlos Reutemann calificó de «kirchnerista de paladar negro» durante el debate de la resolución 125- había sido esbozada, apenas una semana antes y en una conversación privada, por una legisladora de reconocido alineamiento con la Casa Rosada.
«Las reformas introducidas en el nuevo Código Civil y Comercial son tan profundas que será necesario adecuarlas a la Constitución», fue la frase elegida por la legisladora, nombrada en un cargo relevante en una de las cámaras legislativas, para justificar un nuevo proceso reformista que abriría paso a la habilitación de una re-reelección para Cristina Kirchner.
La jugada se asemeja, salvando las distancias, a los momentos previos que derivaron en la reforma de 1994, con el menemismo tanteando todos los caminos posibles hasta que logró vencer, proyecto de Durañona y Vedia aprobado en el Senado y amenaza de plebiscito mediantes, la resistencia de la oposición y consiguió sentar a la UCR a la mesa de lo que fue el Pacto de Olivos sellado por Raúl Alfonsín.
LARGO ALIENTO
El de la búsqueda de la re-reelección se muestra como una estrategia de largo aliento para el kirchnerismo, que arrancó con las declaraciones de la diputada Diana Conti y del juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, pidiendo el cambio de sistema de gobierno por uno parlamentarista, y que continúa con foros en diferentes puntos del país. Es el mismo sistema que el oficialismo usó para imponer la nueva y polémica ley de radiodifusión. Hasta el momento, la oposición se manifestó en contra. El senador Ernesto Sanz (UCR-Mendoza) lanzó hace un mes en LA NACION un llamado a las fuerzas no kirchneristas a unirse en contra de una reforma constitucional. Poco después, el Frente Amplio Progresista se sumó a esa cruzada, a través de quien fue su candidato presidencial el año pasado, Hermes Binner.
Mientras tanto, los ultrakirchneristas se entusiasman con votaciones, como la de las expropiaciones de la ex Ciccone y de YPF en el Senado, en las que han superado los dos tercios de los presentes.Fte.lanacion textual