PARAGUAY: Lugos acató pacíficamente su destitución y asumió el Vicepresidente
En un juicio político sumarísimo y con pocas pruebas de real consistencia, el Senado del Paraguay destituyó ayer del cargo por “mal desempeño en sus funciones” al presidente Fernando Lugo cuando le quedaban casi 14 meses de gobierno.
El mandatario fue sustituido una hora y media después por el vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal, un ex aliado de la coalición de gobierno que venía buscando su propio espacio. La maniobra legislativa mereció una ola de repudios en toda la región, que vio en el intento la consumación de un golpe de Estado, e instaló una peligrosa pelea nacional que pone a prueba la estabilidad democrática en el país.
La súbita caída del mandatario, que dejó en evidencia su falta de apoyo político propio, se produjo por sus propias negligencias a lo largo de la gestión, en medio de una disputa por intereses económicos y partidarios con vistas a los comicios presidenciales de abril venidero (Ver Un ex obispo …).
El ex gobernante, que había asumido el poder el 15 de agosto de 2008 en una coalición con el Partido Liberal Radical Auténtico, al que pertenece Franco, fue juzgado por un total de nueve cargos, entre ellos, el de su presunta responsabilidad en la tolerancia y asistencia a invasores ilegales de tierra y por su papel, como responsable máximo del país, en el sangriento desalojo –hace dos semanas– de una hacienda ocupada por campesinos y que tuvo un saldo de 17 muertos, entre civiles y policías.
Una nutrida manifestación, aunque no con la dimensión que esperaba el oficialismo, apoyó durante todo el día al mandatario en las calles mientras se desarrollaba el debate legislativo, escuchando las transmisiones radiales en vivo. Gente que había venido de distintos lugares del país se congregó en la plaza frente al Congreso cantando consignas contra la oposición. Estaban rodeados de una inusual fuerza policial y efectivos del Ejército, con armas largas y camiones antimotines.
Cuando se votó, los manifestantes escucharon callados, con gritos esporádicos. Pero estallaron de bronca al oir que 39 votos a favor de la destitución, contra sólo cuatro en contra, habían dejado a Lugo afuera del Gobierno. Las consignas que hablaban de un golpe de Estado institucional se transformaron en insultos y llantos. A los pocos minutos comenzaron los choques con las fuerzas de seguridad , que respondieron lanzando gases lacrimógenos contra indignados luguistas que arrojaban piedras contra los policías. El avance de los camiones hidrantes y los policías con escudos desalojaron la plaza rápidamente y contuvieron los incidentes que tensaron el ambiente ante el Congreso Nacional.
A diferencia de sus partidarios, Lugo aceptó con tranquilidad su salida, como una admisión de la fuerte caída de su imagen pública sufrida en estos meses. “La democracia paraguaya ha sido herida”, afirmó al comienzo de un breve discurso, para inmediatamente lanzar: “Me someto a la decisión del Congreso”, afirmó. Luego marcó que “no respondo a las clases políticas, ni a las mafias” , y pidió a sus seguidores que no respondan con violencia. “Esta noche –dijo– salgo por la puerta más grande de la patria, por la puerta del corazón de mis compatriotas”.
Una hora y media después asumió Franco, con un mensaje conciliador y de unidad. “Vengo a expresar mi voluntad irrestricta de respetar las instituciones democráticas”, dijo el vice en su discurso de asunción. El flamante mandatario también señaló que conversó con los cancilleres de Unasur, quienes criticaron los costados oscuros del juicio, y explicó que ante ellos ratificó su voluntad “irrestricta” de respetar las instituciones democráticas, el estado de derecho y la vigencia de los derechos humanos. En un ambiente de celebración y con un cerrado aplauso de los legisladores, puntualizó: “No tengo odio ni rencor”. En el tramo final dijo que piensa “llegar al 15 de agosto de 2013 y entregar la banda de la República”. Así dejó en claro que no se presentará en las próximas elecciones, ya que para hacerlo debería renunciar a la presidencia seis meses antes.
Durante el juicio, que había sido planteado apenas un día antes, los cinco defensores de Lugo no pudieron hacer nada en las dos horas que le dieron para contrarrestar las acusaciones. Durante la mañana se sucedieron una serie de frenéticas negociaciones para ver si el oficialismo conseguía robarle algunos votos a la oposición. Llegaron a tal punto que Jorge Oviedo Mato, un legislador del partido UNACE, nacionalismo de Lino Oviedo, cubrió de sospechas las reuniones: “Nos ofrecieron de todo”, afirmó. Y cuando una periodista le pidió detalles si eran cargos políticos o dinero, respondió “de todo”. Este sector era clave porque podía volcar la balanza a un lado u otro.
Entre todas las causas contra Lugo, la que más conmovió a los paraguayos fue la que giró en torno a la matanza de campesinos en Curuguaty, a 350 kilómetros de Asunción. Allí un grupo de campesinos que habían tomado el lugar mataron a 6 policías que intentaron desalojarlos, y luego vino la reacción que provocó la muerte de 11 campesinos. A Lugo se lo acusa de incentivar a estos sectores de “sin tierra”, agrupados en la Liga de Carperos, que ocupan haciendas que están en manos de terratenientes poderosos. La oposición puso el dedo en esa llaga aún fresca para reunir más apoyo popular al juicio. Pero sólo fue una fachada, ya que la realidad indica que detrás de la destitución hay una fuerte lucha política por la sucesión de Lugo ante los comicios de abril próximo. Anoche, su sucesor Franco dijo que había dado órdenes para que Lugo –a quien llamó “mi amigo”– pudiera quedarse en la residencia presidencial hasta que ordenara sus asuntos y pertenencias con total tranquilidad.Fte.clarin.com