ECONOMIA INTERNACIONAL: Italia entró en zona de rescate
Llega a 574 puntos básicos y supera así la barrera de los 500, que en Grecia, Irlanda y Portugal provocó la intervención europea.- El castigo se contagia a los bonos españoles, cuya prima se acerca a niveles récord.- La renuncia a cámara lenta de Berlusconi enerva a los mercados. A vista de pájaro, desde las montañas de desconfianza generadas por la gestión de la crisis europea, dos meses para tomar decisiones es un plazo a todas luces excesivo. Si el que propone el trato es el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, dos meses es un mundo con reglas propias en el que puede ocurrir de todo. Y los inversores en deuda pública italiana ya no lo digieren. Berlusconi pretende pilotar la aprobación de las reformas que le exige el Banco Central Europeo antes de renunciar. Pero es precisamente eso lo que, ni los mercados ni los líderes de la zona euro querían oír, hartos de dilaciones. Al complejo ofrecimiento de Il Cavaliere, los inversores respondieron con una sencillez brutal, colocando por primera vez a Italia en zona de rescate.
El principal termómetro de la percepción de los mercados sobre las cuentas públicas de un país es la prima de riesgo. Y esta mañana, ese indicador, que mide el diferencial entre el rendimiento del bono nacional a diez años y el alemán del mismo plazo, se ha saltado una línea roja. A la una de la tarde, la prima de riesgo italiana rondaba los 574 puntos básicos, superando así la barrera que en Grecia, Irlanda o Portugal desencadenaron la petición de rescate a la UE. Algo más tarde, sobre las 15.00, la prima de riesgo rondaba los 550. La escalada es paralela al repunte del rendimiento de los bonos italianos, una medida de su pérdida de valor. Los intereses de los bonos negociados en los mercados secundarios superaron el 7,4%; solo en el caso irlandés, el Gobierno aguantó aún unos días antes de pedir auxilio: en aquella ocasión, el interés del bono irlandés escaló al 9% en un par de semanas.
El castigo a la deuda italiana se extendió, aunque en menor medida, a los títulos de España, la otra gran economía de la zona euro que está bajo la lupa de los mercados. La prima de riesgo vuelve a superar los 400 puntos básicos (a la una tocó los 413 puntos básicos cerca ya del récord de agosto) y el rendimiento del bono negociado en los mercados alcanza el 5,7%. En las Bolsas, la evolución fue similar: tras un inicio titubeante, Milán (-4%) y el Ibex (-2,7%) encabezaban las pérdidas de las plazas europeas. Para terminar cerrando la italiana a la baja un 3,7% y la española un 2,09%. En la plaza italiana, la autoridad bursátil suspendió 12 de los 40 títulos que forman el selectivo milanés por un exceso de bajada. Entre ellos los principales bancos, como Unicredit e Intesa SanPaolo, y los activos relacionados con la familia Berlusconi, como el grupo audiovisual Mediaset, que bajaba un 7,5 %. La mayor pérdida la registraba la gestora de Loterías del Estado, Lottomatica, que en el momento de la suspensión cedía un 9,31 %. También fueron suspendidas Mediobanca, Fiat Industrial y Atlantia, entre otros. En el resto de las principales Bolsas europeas la sesión también ha terminado en rojo. París se ha dejado un 2,17%, Fráncfort un 2,21% y Londres un 1,92%. Al otro lado del Atlántico, Wall Street también ha abierto con caídas. El Dow Jones abría a la baja y perdía alrededor de dos puntos porcentuales.
La hoja de ruta que, de forma confusa, traza Berlusconi para su dimisión ha disparado otra vez la desconfianza. El primer ministro italiano, ante la revuelta de su propio gabinete, que le impide gobernar por decreto, ha ligado una imprecisa batería de reformas a la aprobación de la ley presupuestaria, que no ocurrirá antes de diciembre. Además, en una entrevista con La Stampa, Berlusconi cierra el camino a un relevo en el propio Gobierno por un sucesor de perfil técnico -la solución preferida por las autoridades europeas- y anticipa unas posibles elecciones a principios de febrero, a las que no se presentaría. Ante el colpaso en los mercados, la oposición exigió que la renuncia se anticipe al viernes y que el relevo de Berlusconi se nombre ya el próximo lunes.
La barrera de los 500 puntos básicos y el 7% de rentabilidad de los bonos a 10 años fue el punto de no retorno que llevó a Grecia, Irlanda y Portugal a reclamar la ayuda financiera de sus socios de la Unión Europea y de Fondo Monetario Internacional. Cuando se sobrepasa este nivel, los títulos de deuda soberana del país en cuestión corren el riesgo de perder valor como garantía en el mercado interbancario y las cámaras de compensación -una especie de aseguradora entre prestamista y prestatario- pueden reclamar avales adicionales. A partir de ahí se desata una espiral que, en el caso de Grecia, Irlanda y Portugal, condujo al rescate financiero.
Esa temida cota es la que ha superado Italia. El tamaño de la economía italiana -con un déficit público limitado, pero con una deuda pública del 120% del PIB- le permitiría aguantar mejor el encarecimiento de los costes de financiación, pero no por mucho tiempo. El tamaño de Italia también pesa para urgir a una solución europea global -y las reuniones celebradas esta semana para potenciar el fondo de rescates no lograron avances significativos-, ya que su rescate sería muy costoso. Para hacerse una idea, basta tener en cuenta dos datos: Roma tiene una deuda total de 1,8 billones y entre noviembre y marzo el Tesoro italiano tiene que refinanciar unos 200.000 millones. Y algo más que una anécdota: la etiqueta italianten -por los bonos a diez años italianos- se encaramó como asunto del día (trending topic) entre los usuarios de la red social Twitter en Londres, la capital financiera de Europa.
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