viernes 22 de noviembre de 2024 20:28:25

INTERNACIONAL: Obama desde Chile destacó a Brasil, la Argentina y México por su influencia en el G-20

En un momento en que varios países del norte de África libran batalla para terminar con regímenes totalitarios, Obama dedicó gran parte de su exposición a la democracia y aseguró que las transiciones en los países de la región son un modelo. Así, se refirió al carácter «pacífico» del modelo democrático chileno y saludó a los tres ex presidentes que acompañaban a Piñera en el Centro Cultural de La Moneda durante el discurso: Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Ricardo Lagos.

Además, elogió las «democracias dinámicas», «desde México hasta Chile y Costa Rica» y las «transferencias pacíficas de poder, desde El Salvador hasta Uruguay y Paraguay». Pero también llamó a «reforzar la democracia y los derechos humanos», en el marco de la Organización de Estados Americanos y la Carta Democrática Interamericana.

Reclamo al régimen cubano

El mandatario respaldó el derecho del pueblo cubano a «determinar su propio futuro» y «a la misma libertad que todos los demás en este hemisferio”. Reclamó a las autoridades cubanas «tomar considerables medidas para respetar los derechos básicos del pueblo cubano, no porque Estados Unidos insiste en ello, sino porque el pueblo cubano lo merece”. Tuvo una mención especial para las Damas de Blanco, que “han luchado y se han sacrificado para darles sentido a esas palabras”.

Colombia, modelo de seguridad democrática

El país gobernado por Juan Manuel Santos, socio estratégico de EEUU, fue uno de los más aludidos por Obama. «Grandes sacrificios por ciudadanos y fuerzas de la seguridad han restaurado un nivel de seguridad que no se veía desde hace décadas», sostuvo. Al mismo tiempo, elogió la cooperación regional que lleva a cabo con sus vecinos: al igual que Chile y México, «comparte su pericia en seguridad con países en Centroamérica».

La lucha contra el crimen organizado

Chile, México y Colombia fueron los que más menciones tuvieron. Obama los llamó «nuestros socios» y destacó la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, la trata de personas y el crimen organizado, en la que también participa Centroamérica y el Caribe. «En Estados Unidos aceptamos nuestra responsabilidad por la violencia generada por las drogas», dijo y agregó que este año aspira a llevar a US$ 10 mil millones los recursos dedicados a combatir la violencia narco.

Crecimiento económico

Cuando elogió el crecimiento en la región, mencionó a Perú y Brasil, se refirió al Acuerdo Transpacífico -que incluye a Chile y Perú- y a los avances en los tratados comerciales con Panamá y Colombia.

Argentina sólo fue nombrada una vez, cuando señaló la «mayor influencia» que junto con México y Brasil ahora tienen en la toma de decisiones económicas a nivel internacional, en el marco del G-20.

De Guatemala y El Salvador, el mandatario dijo que «están decididos a desarrollar su propia capacidad, desde ayudar a agricultores a aumentar su producción hasta ayudar a los sistemas de salud a brindar mejor atención», para lograr que sus habitantes no se vean obligados a emigrar.

El ALBA, ausente

Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, los países de la Alianza Bolivariana para las Américas, no fueron mencionados durante la alocución. Sin embargo, varios párrafos parecieron aludir a los gobiernos socialistas de la región. Obama habló de «anacrónicas pugnas ideológicas», «trillados debates -entre la economía de estado y el capitalismo desenfrenado; entre los abusos de los grupos paramilitares de derecha y los insurgentes de izquierda, entre la imagen de uno Estados Unidos que causa todos los problemas de la región y uno que hace caso omiso de todos los problemas-» que «tenían opciones falsas y no reflejan la realidad actual».

Obama también advirtió sobre los líderes que «se aferran a ideologías rancias para justificar su propio poder y buscan silenciar a sus oponentes porque tienen la audacia de exigir que se respeten sus derechos universales». Agregó que «esta también es la realidad que debemos enfrentar». Y es que para el estadounidense, «la democracia necesita para florecer: elecciones libres e imparciales en las que la gente escoge a sus propios líderes; legislaturas dinámicas que aportan supervisión; poderes judiciales independientes que defienden el imperio de la ley; una prensa libre que promueve el libre debate; fuerzas armadas profesionales bajo control civil; sólidas sociedades civiles que hacen que su gobierno les rinda cuentas, y gobiernos transparentes que responden a las necesidades de sus ciudadanos». Características que difícilmente se encuentren en «el socialismo del siglo XXI» de Morales, Correa, Ortega y Chávez.