viernes 22 de noviembre de 2024 15:01:41

EGIPTO: Cientos de tanques se despliegan en las afueras de El Cairo mientras el régimen carga contra los manifestantes. Mañana, día señalado para los opositores

El régimen egipcio no parece dispuesto a tolerar mañana una nueva marea humana en la plaza de la Liberación. Ante la jornada de protesta masiva de mañana viernes, otra de las marcadas en rojo en el calendario de la revuelta, que dura ya más de dos semanas, el régimen está tomando medidas: Efectivos militares y tanques tomaban esta mañana nuevas posiciones en los alrededores de El Cairo, en Ciudad Nasr, mientras no era posible conseguir billetes de tren hacia la capital -están agotados- en un intento de que los egipcios de otras ciudades no acudan mañana a la plaza de la Liberación, donde se espera de nuevo otra demostración de fuerza de los opositores al régimen. Tras algunas tímidas señales de apertura -liberación de detenidos en las protestas, creación de una comisión para la reforma de la Constitución, inicio de un proceso de diálogo con los partidos de la oposición y subidas de sueldo para los funcionarios y pensionistas- el régimen de Mubarak sigue queriendo aferrarse al poder. El actual hombre fuerte del régimen y señalado por EE UU como piloto de un proceso ordenado de transición, el vicepresidente Omar Suleimán, dejó ayer perplejos a los directores de varios medios egipcios al evocar la posibilidad de un golpe de Estado, sin especificar de quién.

Rechazó la partida inmediata de Mubarak -este ha anunciado tan solo que no optará a una nueva reelección en septiembre-, cargó además contra los manifestantes, diciendo que las protestas constituían una «absoluta e intolerable falta de respeto» al presidente, que los egipcios carecían de cultura democrática y anunció que no toleraría «ninguna forma de desobediencia civil».

Apenas unas horas después de estas palabras, esta mañana, se podía ver cómo cientos de tanques estaban siendo desplegados por Ciudad Nasr, un suburbio del este de El Cairo, dispuestos a entrar al centro de la ciudad para, en su caso, reprimir la protesta convocada para mañana. El ministro de Exteriores, Ahmed Abul Gheit, ya advirtió de que el Ejército intervendría «en caso de caos». Viernes, día de oración, la de mañana es otra de las jornadas señaladas como clave por los opositores al régimen, que han tomado la plaza de la Liberación de El Cairo como epicentro de una revuelta que, en dos semanas, ha puesto a Mubarak al borde del abismo, aunque se resista a ceder las riendas. Esperan congregar de nuevo a cientos de miles de personas, como lo hicieron el pasado viernes -marcado como el «Día de la Despedida» del dictador-, o el martes -cuando desbordaron la plaza y marcharon a miles hacia el Parlamento. Además, tienen previsto plantarse ante el edificio de la radio y la televisión estatales.

Esperan, además, que se les unan egipcios de todo el país, algo que el régimen trata de evitar cortocircuitando el ferrocarril. Hoy era imposible conseguir un billete de tren a El Cairo: Todos estaban agotados.

Hasta el momento, el Ejército -origen tanto de Mubarak como de Suleiman y buena parte de la cúpula del régimen- ha intentado mantener un papel moderado en la crisis. No ha reprimido con dureza a los manifestantes, pero tampoco ha forzado la máquina contra unos dirigentes que, a fin de cuentas, salieron de su seno. No obstante, hay denuncias de que los militares han detenido y torturado a decenas de manifestantes.

A la presión de los estos contra Mubarak se ha sumado de nuevo esta madrugada EE UU, que ha criticado que el régimen no esté dando los pasos necesarios para responder a las expectativas de los manifestantes. Después de que el ministro egipcio de Exteriores, Ahmed Aboul Gheit, dijera que EE UU quiere imponer su voluntad en Oriente Medio, Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca ha respondido que lo que Washington espera son actos «reales y concretos» que aceleren la transición. «No sorprende tanto lo que se ve en las calles de El Cairo cuando ves los escasos pasos que su Gobierno está dando para atender sus demandas», dijo ayer Gibbs. «Parece claro que el Gobierno egipcio va a tener que tomar medidas reales, concretas», remató.