miércoles 15 de octubre de 2025 10:03:20

INTERNACIONAL : ¿TEMOR A UNA DEVALUACIÓN? «EL MERCADO REACCIONÓ CON PESMISMOTRAS LA CUMBRE MILEI-TRUMP

La vaguedad de los anuncios, en los que no se confirmaron las expectativas previas, más una frase confusa de Trump, devolvieron el temor a una devaluación

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La verborragia impredecible de Donald Trump se reveló como un arma de doble filo: junto con profusos elogios hacia el liderazgo de Javier Milei, hubo una serie de frases -algunas confusas, otras demasiado claras- que sembraron dudas sobre la alianza geopolítica a la que el gobierno argentino apuesta su suerte.

Y, en un momento hipersensible de la economía, con el dólar y las tasas de interés transitando una montaña rusa en la previa a las elecciones legislativas, el mercado financiero reflejó cierta decepción por la cumbre presidencial, que no confirmó las expectativas y, además, trajo incertidumbre sobre el alcance de la ayuda financiera.

«La sinceridad de Trump es un salvavidas de plomo», sintetizó Héctor Torres, ex representante argentino en el FMI, reflejando el humor reinante entre los analistas, que destacan la facilidad del mercado argentino para pasar de la euforia a la depresión.

«Es una locura este sube y baja. Para evitar esto hay que acumular reservas y dejar de depender de que alguien nos rescate», dijo, por su parte, Miguel Kiguel, ex secretario de Hacienda.

Lo cierto es que ya había ciertas señales de nerviosismo cuando se anunció que no habría reunión privada bilateral en el mítico Salón Oval, sino un almuerzo de trabajo de ambas comitivas, en la que Trump contestaría preguntas a la prensa.

Y, del temario que había circulado en los últimos días, hubo pocas confirmaciones de acuerdos concretos. Ni acuerdo comercial, ni listado de inversiones privadas, ni cooperación argentina en Medio Oriente. Tampoco hubo menciones a la eventual compra de bonos de deuda argentina ni, mucho menos, de una línea crediticia del Treasury al estilo de la masiva ayuda que recibió México en 1995.

Como suele ocurrir cuando se generan expectativas desmedidas, luego la realidad deja sabor a poco. Y, para empeorar, algunas frases del presidente estadounidense parecieron más una advertencia que un favor para con Milei.

La decepción del mercado tras la cumbre Milei-Trump
La reacción del mercado financiero fue de una elocuencia pocas veces vista. Por caso, el bono AL30, uno de los más transados en el mercado, sufrió un desplome de 8,2% en su cotización justo cuando Trump empezó a contestar preguntas referidas a Argentina. Luego hubo un rebote de 6% en la cotización, también llamativo, lo cual dejó suspicacias respecto de quién había intervenido cuando el precio estaba en el piso.

También las acciones, que estaban en tono eufórico desde hacía tres jornadas, sufrieron una súbita caída. Y algunas de las empresas con mayor volumen de inversión, como YPF yGrupo Galicia, sufrieron depreciaciones de más de 6%.

Y las tasas de interés, que ya venían extremadamente altas, por la política de «torniquete monetario» del BCRA, aceleraron la suba. La caución a un día -operación que usan las empresas que necesitan tomar liquidez urgente de corto plazo- venía en torno de 80% anualizado, y dio un espectacular salto hasta 130%.

También en el mercado del dólar futuro, donde el lunes los contratos para todas las fechas habían caído un promedio de $100, recuperaron unos $35, a tono con las dudas que reaparecieron sobre una posible devaluación post electoral.

Y, en el plano cambiario, la brecha entre el «contado con liqui» y el tipo de cambio oficial, que prácticamente había desaparecido la semana pasada, se ensanchó hasta el 7,5%, dando espacio para nuevos «rulos» de arbitraje.

Definitivamente, ninguna de esas reacciones se condice con el pronóstico de Milei, quien el día previo a su encuentro con Trump había dicho que el flujo de inversión externa iba a ser de tal volumen que «nos van a salir dólares por las orejas».

¿De qué elecciones habla Trump?
¿Qué pasó para que, en cuestión de minutos, se produjera tal cambio de humor? La mayoría culpa a la frase de Trump en el sentido de que si Milei tuviera un mal resultado electoral, el gobierno estadounidense «dejará de ser generoso» y suspenderá toda ayuda, porque no está motivado para apoyar inversiones en un entorno socialista.

No quedó claro si Trump confundió la elección legislativa de medio término con la presidencial, o si se estaba refiriendo a la elección que tendrá lugar en 2027, o si realmente estaba diciendo que, en caso de que el peronismo gane las legislativas, se desentenderá de la suerte de Milei en la segunda mitad de su mandato.

La versión que sostiene el gobierno argentino es que estaba refiriéndose a un eventual retorno del peronismo en 2027. Pero la afirmación fue ambigua, a tal punto que se notó la incomodidad de Scott Bessent, cuando Trump le pidió que confirmara que, si Milei sufría un revés en las urnas, se cortaría automáticamente la asistencia financiera del Treasury.

De inmediato el mercado argentino reflejó su preocupación por la incerteza. «El objetivo de la ‘compra de pesos de Bessent fue dar un mensaje al mercado de que la asistencia era independiente del resultado electoral. Hoy, con una frase, Trump le tiró el mensaje por la borda. Y el mercado toma nota», observo Matías Sturt, socio de la consultora Invecq.

Síndrome de China
Ante el interrogatorio periodístico, Trump se refirió también a la relación argentina con China -que el fin de semana había emitido un comunicado de protesta por declaraciones de Bessent-. Dijo que no tenía inconveniente en que Milei mantuviera el swap ni que comerciara con China, «porque todos los hacen», pero hizo explícito su disgusto por la presencia de la base científica de Neuquén, que EE.UU. afirma -ya desde la gestión Biden- que podría tener usos militares.

Además, dejó ver su rechazo por el avance chino en el manejo de infraestructura, como puertos o generadoras de energía, pero tampoco prometió que Estados Unidos quisiera tomar un rol activo en ese tipo de inversiones.

La verdad es que Trump, que estaba recién llegado de Medio Oriente, donde supervisó el proceso de paz entre Israel y Palestina, daba señales de que en su ajetreada agenda no había tenido espacio para interiorizarse sobre los detalles de la situación argentina. Cuando las preguntas apuntaban a un terreno más técnico o concreto, le cedía la palabra a Bessent, que no dio más detalles respecto de sus mensajes anteriores.

Así, los elogios de Trump estuvieron dirigidos más bien a las posturas políticas de Milei en el plano global, a su voluntad de apertura comercial y a la disciplina fiscal. Pero no estuvieron presentes en la charla los anuncios que desde Argentina se habían difundido, como inversiones masivas en energía y minería. Y en cuanto al meneado «acuerdo bilateral de libre comercio», Trump dio la sensación de que estaba escuchando hablar del tema por primera vez.

La participación de la delegación argentina se limitó a un discurso de agradecimiento de Milei.

Caputo sigue negociando
Hasta ahí avanzó la cumbre que, supuestamente, iba a marcar un antes y un después en el posicionamiento geopolítico de Argentina. Claro que, después, vendrán los encuentros en privado: el ministro Toto Caputo permanecerá en Washington para participar en la reunión semestral del Fondo Monetario Internacional.

De manera que tendrá la oportunidad de volver a hablar con Bessent y con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, para delinear la estrategia de las próximas semanas. Especialmente si, como muchos creen, las urnas no le dejaran un resultado favorable al gobierno de Milei.

Lo que se pregunta el mercado en este momento es si habrá presión sobre Caputo para que empiece ya a comprar reservas para acercarse a la exigencia del acuerdo firmado en abril con el Fondo -hay economistas que calculan en u$s8.000 millones el incumplimiento de Caputo-.

Y esa demanda es, sobre todo, un clamor del mercado local, que le pide al ministro no dejar pasar la oportunidad de la estabilización cambiaria. Sin embargo, el ministro se ha mostrado cauto al respecto: desde el anuncio de la intervención de Bessent, no ha comprado divisas.

Y la sospecha de los analistas es que Caputo prefiere no comprar, por lo menos hasta las elecciones, porque le tema a la inyección de pesos, que es la contrapartida natural de la adquisición de divisas. El gobierno ha repetido que su prioridad es mantener la contracción monetaria, aunque eso implique asumir el costo de las altas tasas de interés.

¿Una ayuda más de Bessent?
El temor del gobierno es que una compra de reservas en este momento traiga como efecto colateral la canalización de pesos hacia dólares o que aumente la presión inflacionaria.

El propio Caputo, en una reciente entrevista, criticó a los que «creen que la economía real es como una planilla de Excel», y dijo que, en un mercado cambiario relativamente pequeño, que mueve en promedio u$s500 millones diarios, alcanza con una pequeña presencia compradora por parte del Tesoro para que la cotización suba bruscamente.

Ante esta situación, el interrogante que volvió a instalarse en el mercado es si se podrá transitar las ocho jornadas financieras que restan hasta la elección con relativa calma en el tipo de cambio, o si será necesario que el secretario Bessent vuelva a mostrar su billetera para invertir en los «pesos undervalued» y darle a su colega Toto otra dosis de estabilidad de corto plazo.